La privatización de los servicios esenciales, de manera especial la sanidad y la educación, precariza aún más nuestras vidas. Los planes de igualdad en el ámbito laboral siguen brillando por su ausencia, y las mujeres seguimos protagonizando las mayores tasas de paro, la mayor desprotección socioeconómica, nuestros contratos se siguen celebrando en peores condiciones: de categoría profesional, de horarios, de salarios,… Seguimos cobrando casi un 30% menos que los hombres por realizar las mismas funciones.
Porque si estas medidas nos afectan a todas y a todos, para nosotras supone un mayor ataque. En este país, en todos los países, la pobreza tiene rostro de mujer. De mujer cuidadora invisible en el hogar, de becaria-precaria con hiperformación, de superwomen con dobles y triples jornadas, de malabaristas del tiempo- del tiempo del hogar, del tiempo del trabajo, del tiempo para una misma….- de trabajadora incansable.
La nueva contrarreforma laboral impuesta por el PP, con un lamentable lenguaje sexista nos anuncia la supresión de las bonificaciones por maternidad, al tiempo que nos da muchas facilidades para que nos quedemos en casa ejerciendo nuestras responsabilidades maternales. Ampliando el abanico para transferir más rentas del trabajo al capital, dando más y más dinero al empresariado que convierta empleos temporales, en otros igualmente inseguros, ya que introducen el despido libre total, con la consecuente reducción de las cotizaciones a la seguridad social; permitiendo los cambios unilaterales en horarios, salarios, movilidad geográfica y funcional,… las horas extras en los contratos parciales, los contratos de aprendizaje hasta los 30 años, … harán inviable la supervivencia de cada vez más mujeres y hogares.
Alardean de proteger la maternidad, pero le dan carta de naturaleza al despido casi libre para las mujeres embarazadas (20 días/12 meses). Una vez más el gobierno anuncia la vuelta a casa de las mujeres con sus medidas que servirán para precarizar más la vida de los y las trabajadoras, en lugar de realizar una política de inversión que cree empleo estable y con derechos.
Que poco importan las más de 5 millones de personas paradas y los miles de desahucios que se están produciendo a lo largo de todo el Estado.
Reducir aún más el presupuesto destinado a políticas de igualdad, ha dinamitado los acuerdos con las organizaciones de mujeres y pretende sustituir la “Ley de Autonomía Personal y la Ley de Derechos Sexuales y Reproductivos” por otra más restrictiva que la de 1985, sufriendo un grave retroceso.
Segovia a 8 de Marzo de 2012
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