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miércoles, 27 de mayo de 2020

DEROGAR (dejar sin efecto una norma vigente) LA REFORMA LABORAL



DEROGACIÓN ÍNTEGRA (REDUNDANCIA) DE LA REFORMA LABORAL

El pacto de PSOE, Unidas Podemos y EH-Bildu, para que esta última formación se comprometiera a facilitar la quinta renovación del estado de alarma ha sido demonizado desde el mismo momento en que se hizo público. Pero, realmente, ¿cómo estaba la cosa? Debemos remontarnos a unos meses antes.
     El pacto de investidura entre el PSOE y Unidas Podemos consiguió una mayoría parlamentaria suficiente para que gobernaran en coalición etas dos formaciones. Uno de los partidos que no votó ni sí ni no, fue EH-Bildu; o sea, se abstuvo, lo que podría leerse como «no me comprometo con el gobierno pero colaboro a que salga». Aquel pacto para formar gobierno ya contenía el meollo de lo que ha hecho saltar ahora las alarmas de forma injustificada, a nuestro modo de ver. El enunciado del apartado 1.3 del pacto de investidura dice textualmente:
      «Derogaremos la reforma laboral. Recuperaremos los derechos laborales arrebatados por la            reforma laboral de 2012».

      Ya estaba claro que si salía el gobierno PSOE-UP la reforma laboral de 2012 se iba a dejar sin efecto (derogar), o al menos ese era el compromiso. ¿Entonces, por qué el maremágnum que se ha organizado al acordar con Bildu una cosa que ya estaba contenida en el acuerdo de gobierno?
       Tanto en el pacto de legislatura como en el reciente para la ampliación de la alarma, se emplea el verbo «derogar» que tiene un significado completo y único según el DRAE: «Dejar sin efecto una norma vigente». Por lo tanto, en «derogar» no caben medias tintas: de cumplirse el pacto de investidura, la reforma laboral de 2012 se dejaría sin efecto. ¡Punto!
      Pero, aquí viene el embrollo. Parece que en el pacto con Bildu se añade una palabra: «íntegra». Es baladí la disputa (a favor o en contra) en torno a que aparezca la palabra «integra» o el defender que «no se puso íntegra» (PSOE), teniendo en cuenta que el verbo que ampara la frase es «derogar», que ya contiene el concepto.
      En literatura las figuras retóricas se usan para resaltar, embellecer un texto: «Temprano madrugó la madrugada». Sin embargo, en el ámbito en que se mueven los pactos parlamentarios, no son ni útiles ni convenientes. Decir «derogación íntegra» no es más que un pleonasmo, batología o redundancia, cosa que en el contexto en que se da, como queda dicho, resulta inútil. Algo así como “salir fuera” o “subir arriba”.
      Asimismo, «derogación no íntegra (PSOE dixit) es, sencillamente una contradictio in terminis. En retórica, con perdón, se le llama a esto oxímoron. Algo así como hablar de “voluntarios forzosos” o “realismo mágico”. Es bonito en literatura, pero en política es una simple trampa torticera. Cada contexto requiere su uso del lenguaje y no es bueno mezclar churras con merinas.
      Imaginemos que Billdu hubiera anunciado algo así: «apoyaremos la prórroga del estado de alarma porque el Sr. Sánchez nos ha reiterado que cumplirá el pacto de investidura en su referencia a la derogación de la reforma laboral» y el PSOE, en consecuencia, hubiera contestado: «faltaría más».      Alguien puede pensar que, en este supuesto, no se hubiera desencadenado el bochinche. Pues nos tememos que, igualmente, hubiera surgido la disputa.
      Ni mucho menos ha sido el uso más o menos correcto del idioma el que ha provocado los altercados contra el Gobierno, protagonizados por sus señorías y los llamados «agentes sociales». A la derechona cualquier iniciativa gubernamental le sirve para agitar el gallinero. La patronal arrima el ascua a su sardina y, si no se hubiera añadido la figura retórica, hubiera encontrado otra percha. ¡Ah! ¿Y los sindicatos mayoritarios? Pues… de perfil, pidiendo que se negocie como si en algún momento se hubiera dicho que no se fuera a hacer; claro, que ya en 2018 dijeron que no apoyarían la modificación íntegra (aquí no hay pleonasmo) de la reforma laboral.
      Con el añadido de «íntegra» o «no integra» lo único que han hecho los pactantes es gastar la pólvora en salvas; mejor deberían haberla guardado para celebrar con cohetes la derogación de la reforma laboral de 2012 cuando llegue el momento. Así sea.

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