Echarle la culpa a los iraquíes
Sara Flounders
“La invasión y la ocupación estadounidenses son las responsables de la violencia actual en Iraq. Periodistas, corresponsales y redactores omiten este hecho básico subyacente en casi toda la información sobre violencia sectaria. El ejército de ocupación estadounidense, sus altos mandos, sus ‘contratistas’ —otro nombre para mercenarios— son los causantes de la violencia diaria. No son inocentes transeúntes que llegaron al país para llevar democracia y reconciliación.”
El 1 de febrero, el gobierno Bush hizo público un vil resumen de cuatro páginas del informe clasificado más largo sobre Iraq titulado Nacional Intelligence Estimate. Elaborado por 16 agencias de inteligencia estadounidenses que trabajan en este país, la reseña describe la situación en Iraq como de mal en peor. Esta conclusión es quizás la única afirmación en todo el informe que es cierta. El resto, elaborado por las mismas agencias espías que en 2002 apoyaron las falsas acusaciones del gobierno Bush de “armas de destrucción masiva” y de “vínculos de Iraq con el terrorismo”, es una serie de distorsiones y difamaciones sobre los iraquíes. Con intencionada ironía sugiere que el Pentágono, que llevó a cabo en Iraq [la operación] Conmoción y pavor [1], ahora tiene que quedarse para pacificar a los iraquíes, que están infectados genética o culturalmente “[…] con una predisposición a la violencia”. El informe describe los problemas en Iraq de la misma forma que los medios de comunicación corporativos definen el caos allí.
En primer lugar es importante reconocer que la “violencia sectaria” de hoy en Iraq no tiene precedente en la historia del país. Los bombardeos cotidianos y los asesinatos en Bagdad eran poco frecuentes incluso durante los dos primeros años de la ocupación estadounidense, y aquellos que ocurrieron se interpretaron como ataques políticos contra las fuerzas de ocupación y sus colaboradores.
En el momento de la invasión estadounidense en 2003, Iraq era considerado el Estado más secular en la región con una fuerte identidad nacional. Shiíes y sunníes vivían en vecindarios mixtos en las grandes ciudades como Bagdad, Mosul y Kirkuk. Normalmente se casaban entre ellos. Sus diferencias religiosas eran menos marcadas que las de los grupos de protestantes y católicos en EEUU hoy.
Sara Flounders
“La invasión y la ocupación estadounidenses son las responsables de la violencia actual en Iraq. Periodistas, corresponsales y redactores omiten este hecho básico subyacente en casi toda la información sobre violencia sectaria. El ejército de ocupación estadounidense, sus altos mandos, sus ‘contratistas’ —otro nombre para mercenarios— son los causantes de la violencia diaria. No son inocentes transeúntes que llegaron al país para llevar democracia y reconciliación.”
El 1 de febrero, el gobierno Bush hizo público un vil resumen de cuatro páginas del informe clasificado más largo sobre Iraq titulado Nacional Intelligence Estimate. Elaborado por 16 agencias de inteligencia estadounidenses que trabajan en este país, la reseña describe la situación en Iraq como de mal en peor. Esta conclusión es quizás la única afirmación en todo el informe que es cierta. El resto, elaborado por las mismas agencias espías que en 2002 apoyaron las falsas acusaciones del gobierno Bush de “armas de destrucción masiva” y de “vínculos de Iraq con el terrorismo”, es una serie de distorsiones y difamaciones sobre los iraquíes. Con intencionada ironía sugiere que el Pentágono, que llevó a cabo en Iraq [la operación] Conmoción y pavor [1], ahora tiene que quedarse para pacificar a los iraquíes, que están infectados genética o culturalmente “[…] con una predisposición a la violencia”. El informe describe los problemas en Iraq de la misma forma que los medios de comunicación corporativos definen el caos allí.
En primer lugar es importante reconocer que la “violencia sectaria” de hoy en Iraq no tiene precedente en la historia del país. Los bombardeos cotidianos y los asesinatos en Bagdad eran poco frecuentes incluso durante los dos primeros años de la ocupación estadounidense, y aquellos que ocurrieron se interpretaron como ataques políticos contra las fuerzas de ocupación y sus colaboradores.
En el momento de la invasión estadounidense en 2003, Iraq era considerado el Estado más secular en la región con una fuerte identidad nacional. Shiíes y sunníes vivían en vecindarios mixtos en las grandes ciudades como Bagdad, Mosul y Kirkuk. Normalmente se casaban entre ellos. Sus diferencias religiosas eran menos marcadas que las de los grupos de protestantes y católicos en EEUU hoy.
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