Parece que lo de desarrollo sostenible no va con los políticos, o sí va, como término vacío de contenido para lavar la cara de su mala conciencia, como pasa a las multinacionales que contaminan más (coches, petroleras, eléctricas,...); que dedican a publicidad cantidades inmensas de euros en lavar su egoísta conciencia, cuando todo el mundo sabe o debería de saber, que son estas multinacionales las que contaminan, destruyen y empobrecen a buena parte del planeta.
En Segovia llaman desarrollo sostenible a la Agenda 21, a la que gran parte de los municipios se acogió como elemento de distracción masiva para luego no aplicarse ni el 2 % de su contenido.
Vamos a refrescarnos la memoria y enumerar lo que se ha venido haciendo en Segovia y su provincia:
En plena vigencia de la "famosa Agenda 21", con la Consejería de Medio Ambiente y las respectivas concejalías municipales de medio ambiente (porque el entero parece que todavía no toca). Para empezar se hizo una autopista San Rafael - Segovia. Como todo el mundo sabe el impacto en la sierra fue escaso, según la consejería de medio ambiente de la Junta. Pero la realidad a la vista está: una gran herida a la sierra. Se siguieron vertiendo purines por toda la provincia, contaminando las tierras, aguas subterráneas,... se pasó a ser una de las provincias más contaminadas. Casi nadie dijo nada. Se siguió un urbanismo salvaje en toda la provincia, pero el hormigón armado no dejó ver la realidad de destrucción del medio ambiente, especulación, esquilmación de recursos, precariedad en el trabajo y endeudamiento de las familias.
La famosa embotelladora de Pascual - Bezoya conocida por "dar de beber al sediento", amplió sus concesiones de manantiales en el nacimiento del río Cambrones, arrasó construyendo una pista de acceso, pero nadie vio nada (ni siquiera el juez). La movilización social no estremeció los corazones sensibles de empresarios, políticos y medios de incomunicación. Y no se pudo evitar que la herida de la sierra se fuera agrandando; se vendió terreno público (Finca de Quitapesares), de gran valor ecológico, para fines especulativos. Lo llamaron Segovia 21; se siguieron moviendo grupos de ciudadanos, pero nadie les hizo caso.
Se permitió una mina ilegal en Carbonero; se llamó planta de tratamiento de residuos y el humo no dejó respirar a los habitantes de Martín Miguel de las Posadas y a los pueblos de alrededor, pero todo era normal, menos los olores.
No se conformaron con herir a la sierra en el exterior y se hizo un túnel de más de veintiocho kilómetros en las entrañas de la sierra para el tren de alta velocidad. Para rematar se instaló la estación del AVE (Guiomar) en las faldas de la sierra para degradar un poco más el entorno, pero a esto se le llamó progreso, Segovia ya estaba en el mapa, sí, pero de la destrucción.
Se proyectaron pantanos (Bernardos, Carbonero, Cambrones), aeropuerto (Cantimpalos). Estos proyectos fueron fuertemente contestados por los habitantes de la zona... pero no descartados se mantienen en la incubadora.
Pero todo esto nunca se acaba, y para dar la última estocada a la sierra del Guadarrama, se proyecta desdoblar la nacional 110 (para hacer una autovía). También desdoblar la Segovia - La Granja, así rematar la faena poniendo en el aire millones de partículas de CO2 inundando la tierra de asfalto y hormigón, así consumar la traición a las generaciones venideras con un parque de Guadarrama sólo de cumbres y degradación de todo lo que le rodea, como sucedió en la vertiente madrileña.
En plena crisis del capital-ismo, algunas voces hablan del decrecimiento, de consumo consciente, de autogestión de la salud, conservación del medio ambiente, comercio justo, agricultura ecológica local, energías renovables, sanidad - educación - energía con carácter público, consumir menos para vivir mejor. ¿Oirá esta llamada la mayoría de la población para que luego les retumbe a los políticos o será demasiado tarde y Segovia será una ciudad más patrimonio de la deshumanización y la destrucción? La cuenta atrás está echada, el tiempo de enmendar el desastre se acaba, entramos en la era del "sálvese quién pueda", si es que puede alguien.
En Segovia llaman desarrollo sostenible a la Agenda 21, a la que gran parte de los municipios se acogió como elemento de distracción masiva para luego no aplicarse ni el 2 % de su contenido.
Vamos a refrescarnos la memoria y enumerar lo que se ha venido haciendo en Segovia y su provincia:
En plena vigencia de la "famosa Agenda 21", con la Consejería de Medio Ambiente y las respectivas concejalías municipales de medio ambiente (porque el entero parece que todavía no toca). Para empezar se hizo una autopista San Rafael - Segovia. Como todo el mundo sabe el impacto en la sierra fue escaso, según la consejería de medio ambiente de la Junta. Pero la realidad a la vista está: una gran herida a la sierra. Se siguieron vertiendo purines por toda la provincia, contaminando las tierras, aguas subterráneas,... se pasó a ser una de las provincias más contaminadas. Casi nadie dijo nada. Se siguió un urbanismo salvaje en toda la provincia, pero el hormigón armado no dejó ver la realidad de destrucción del medio ambiente, especulación, esquilmación de recursos, precariedad en el trabajo y endeudamiento de las familias.
La famosa embotelladora de Pascual - Bezoya conocida por "dar de beber al sediento", amplió sus concesiones de manantiales en el nacimiento del río Cambrones, arrasó construyendo una pista de acceso, pero nadie vio nada (ni siquiera el juez). La movilización social no estremeció los corazones sensibles de empresarios, políticos y medios de incomunicación. Y no se pudo evitar que la herida de la sierra se fuera agrandando; se vendió terreno público (Finca de Quitapesares), de gran valor ecológico, para fines especulativos. Lo llamaron Segovia 21; se siguieron moviendo grupos de ciudadanos, pero nadie les hizo caso.
Se permitió una mina ilegal en Carbonero; se llamó planta de tratamiento de residuos y el humo no dejó respirar a los habitantes de Martín Miguel de las Posadas y a los pueblos de alrededor, pero todo era normal, menos los olores.
No se conformaron con herir a la sierra en el exterior y se hizo un túnel de más de veintiocho kilómetros en las entrañas de la sierra para el tren de alta velocidad. Para rematar se instaló la estación del AVE (Guiomar) en las faldas de la sierra para degradar un poco más el entorno, pero a esto se le llamó progreso, Segovia ya estaba en el mapa, sí, pero de la destrucción.
Se proyectaron pantanos (Bernardos, Carbonero, Cambrones), aeropuerto (Cantimpalos). Estos proyectos fueron fuertemente contestados por los habitantes de la zona... pero no descartados se mantienen en la incubadora.
Pero todo esto nunca se acaba, y para dar la última estocada a la sierra del Guadarrama, se proyecta desdoblar la nacional 110 (para hacer una autovía). También desdoblar la Segovia - La Granja, así rematar la faena poniendo en el aire millones de partículas de CO2 inundando la tierra de asfalto y hormigón, así consumar la traición a las generaciones venideras con un parque de Guadarrama sólo de cumbres y degradación de todo lo que le rodea, como sucedió en la vertiente madrileña.
En plena crisis del capital-ismo, algunas voces hablan del decrecimiento, de consumo consciente, de autogestión de la salud, conservación del medio ambiente, comercio justo, agricultura ecológica local, energías renovables, sanidad - educación - energía con carácter público, consumir menos para vivir mejor. ¿Oirá esta llamada la mayoría de la población para que luego les retumbe a los políticos o será demasiado tarde y Segovia será una ciudad más patrimonio de la deshumanización y la destrucción? La cuenta atrás está echada, el tiempo de enmendar el desastre se acaba, entramos en la era del "sálvese quién pueda", si es que puede alguien.
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