Un año más, vuelve Rompamos el Silencio, con una nueva edición de la Semana de Lucha Social.Bajo el lema "Somos vuestra crisis" (vinculando la Semana a las protestas convocadas con motivo de la cumbre del G8 que vuelve a reunirse en Italia a partir del 4 de julio), reaparecen nuevos ejes y nuevas propuestas de trabajo, a partir del 26 de junio.Participa! Tomando las calles, rompiendo el silencio!
La crisis
Más de 4 millones de personas desempleadas y una tasa de paro superior al 18%, pérdida de derechos sociales y laborales, privatización de los sectores públicos, crecimiento de la xenófobia y el racismo (alentado por políticas gubernamentales de acoso a la población migrante), embargos, desahucios, destrucción del territorio, deterioro medioambiental… Este es el desolador panorama que, a grandes rasgos, está dejando la crisis en el Estado español. Una crisis de dimensiones globales, pero caracterizada, aquí, por el parón del ciclo expansivo vivido en los últimos años. Un ciclo de crecimiento especulativo de los sectores de la construcción y los servicios, sustentado en la sobreexplotación de la mano de obra, sobre todo migrante, empujada a las áreas más desdeñadas del mundo laboral. Como consecuencia del estallido de la “burbuja inmobiliaria” se han disparado los despidos masivos y los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), al tiempo que se vienen llevando a cabo políticas “salvadoras” como la liberalización de los servicios públicos o las inyecciones de dinero, también público, a los grandes bancos, y por supuesto, la inversión descontrolada en infraestructuras para mantener al sector de la construcción.
Pero la crisis es mundial y caleidoscópica; la crisis se expande en el tiempo y en el espacio a través de sus diferentes vertientes, a saber, financiera, económica, energética y ecológica. Su vertiente financiera deviene irremediablemente en una crisis de la economía real, con la consiguiente caída del consumo (un consumo, por otra parte, desenfrenado e insostenible), que ahoga el desarrollo de la base productiva. La quiebra del par producción-reproducción pone contra las cuerdas la lógica capitalista de acumulación. Para hacerle frente, las instituciones públicas inyectan grandes sumas de dinero a bancos y multinacionales (mientras embargan a la gente que no puede pagar sus hipotecas) para mantenerlos a flote y evitar así que la rueda se pare. Pero este parche no hace otra cosa sino profundizar la crisis y las desigualdades, dado que esas sumas de dinero volátil tratarán de ser recuperadas mediante una mayor transferencia de riqueza real desde los países empobrecidos y desde las clases populares de los países centrales del sistema. Esta crisis de modelo está generando, además, una quiebra social, que ve resurgir políticas autoritarias, xenófobas y racistas, como demostraron (a pesar de la baja participación) las elecciones europeas del 7 de junio, en las que se consolidó y aumentó la fuerza y la representación de la derecha y la ultraderecha en la Eurocámara. No se puede olvidar la inestimable labor que en este sentido han tenido los partidos socialdemócratas europeos, barriendo, con sus políticas, toda herramienta de oposición frente al avance ultraliberal.
Sin embargo, creemos que el actual escenario de crisis puede ofrecer una oportunidad para agrandar las contradicciones del sistema capitalista, para generar una ruptura con él, reorientando la producción, anteponiendo las necesidades y demandas sociales y ecológicas a los intereses económicos particulares. Para transformar la crisis en oportunidad debemos aprender a poner estas cuestiones en primer término, y ser capaces de crear formas sostenibles de gestión social.
Más de 4 millones de personas desempleadas y una tasa de paro superior al 18%, pérdida de derechos sociales y laborales, privatización de los sectores públicos, crecimiento de la xenófobia y el racismo (alentado por políticas gubernamentales de acoso a la población migrante), embargos, desahucios, destrucción del territorio, deterioro medioambiental… Este es el desolador panorama que, a grandes rasgos, está dejando la crisis en el Estado español. Una crisis de dimensiones globales, pero caracterizada, aquí, por el parón del ciclo expansivo vivido en los últimos años. Un ciclo de crecimiento especulativo de los sectores de la construcción y los servicios, sustentado en la sobreexplotación de la mano de obra, sobre todo migrante, empujada a las áreas más desdeñadas del mundo laboral. Como consecuencia del estallido de la “burbuja inmobiliaria” se han disparado los despidos masivos y los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), al tiempo que se vienen llevando a cabo políticas “salvadoras” como la liberalización de los servicios públicos o las inyecciones de dinero, también público, a los grandes bancos, y por supuesto, la inversión descontrolada en infraestructuras para mantener al sector de la construcción.
Pero la crisis es mundial y caleidoscópica; la crisis se expande en el tiempo y en el espacio a través de sus diferentes vertientes, a saber, financiera, económica, energética y ecológica. Su vertiente financiera deviene irremediablemente en una crisis de la economía real, con la consiguiente caída del consumo (un consumo, por otra parte, desenfrenado e insostenible), que ahoga el desarrollo de la base productiva. La quiebra del par producción-reproducción pone contra las cuerdas la lógica capitalista de acumulación. Para hacerle frente, las instituciones públicas inyectan grandes sumas de dinero a bancos y multinacionales (mientras embargan a la gente que no puede pagar sus hipotecas) para mantenerlos a flote y evitar así que la rueda se pare. Pero este parche no hace otra cosa sino profundizar la crisis y las desigualdades, dado que esas sumas de dinero volátil tratarán de ser recuperadas mediante una mayor transferencia de riqueza real desde los países empobrecidos y desde las clases populares de los países centrales del sistema. Esta crisis de modelo está generando, además, una quiebra social, que ve resurgir políticas autoritarias, xenófobas y racistas, como demostraron (a pesar de la baja participación) las elecciones europeas del 7 de junio, en las que se consolidó y aumentó la fuerza y la representación de la derecha y la ultraderecha en la Eurocámara. No se puede olvidar la inestimable labor que en este sentido han tenido los partidos socialdemócratas europeos, barriendo, con sus políticas, toda herramienta de oposición frente al avance ultraliberal.
Sin embargo, creemos que el actual escenario de crisis puede ofrecer una oportunidad para agrandar las contradicciones del sistema capitalista, para generar una ruptura con él, reorientando la producción, anteponiendo las necesidades y demandas sociales y ecológicas a los intereses económicos particulares. Para transformar la crisis en oportunidad debemos aprender a poner estas cuestiones en primer término, y ser capaces de crear formas sostenibles de gestión social.
Junio 2009
Asamblea Rompamos el Silencio
Más información en Rompamoselsilencio.net
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