El Foro Social de Segovia se suma al manifiesto: Es un llamamiento a la solidaridad colectiva, un reconocimiento de la complejidad del escenario que debe servirnos para abordar acciones prioritarias que protejan al conjunto de la sociedad de la vulnerabilidad y el abandono. Por eso, los y las firmantes entendemos que para lograr una salida económica y social que ponga los recursos al servicio de quienes más lo necesiten, deben ponerse en práctica las medidas siguientes:
1. Medios y recursos para atender la urgencia
Dotar de medios humanos y materiales a los sectores encargados de dar salida a esta crisis: personal sanitario, emergencias, Fuerzas de Seguridad del Estado, servicios sociales y ayudas a domicilio, así como otros sectores prioritarios en este momento (alimentación, transportes…). No puede faltar personal, equipamiento y recursos en una situación tan crítica, tampoco para las y los pacientes urgentes por otras afecciones o asoladas por un confinamiento que agrava situaciones previas a la actual.
2. Plan de choque y presupuesto para ejecutarlo
Eliminar cualquier restricción de gastos de las Administraciones Públicas para que éstas puedan desarrollar un Plan de Choque tanto sanitario como económico y social. Las familias y entidades en situación de riesgo provocadas por el escenario actual deben ser protagonistas directos del impacto de las medidas. CC.AA. y Ayuntamientos deben poder gastar su presupuesto en intervención social por encima de los límites actuales. No puede continuar el dinero en los bancos mientras sufrimos esta situación.
3. Atención específica a personas y colectivos de riesgo
Garantizar la realización de pruebas diagnósticas al menos al total de las personas identificadas en grupos de especial riesgo por razones de salud o determinantes sociales de la salud. Del mismo modo, garantizar el acceso a una habitación segura frente al contagio como parte de un Plan concreto contra el sinhogarismo, así como a cualquier otro grupo de población en situación de vulnerabilidad y/o riesgo social (personas que viven en asentamientos desprovistos de los servicios básicos, menores solos/as, personas migrantes sin papeles…).
4. Protección del empleo
Garantizar cuantas medidas económicas sean precisas para asegurar el 100% de la cobertura a autónomos, pymes y tercer sector afectados de manera directa por las consecuencias del Estado de Alarma. Impedir despidos, ERES y ERTES en empresas con alta facturación o elevados beneficios. Medidas para garantizar el nivel adquisitivo mínimo de subsistencia por persona. Cobertura especial de desempleo para trabajadores precarios, fijos-discontinuos, temporales, por afectación de la crisis.
5. Protección de autónomos
Prohibir la baja en el régimen general de autónomos o similar por impago de la cuota u obligaciones fiscales. De igual modo proteger a otros regímenes especiales (limpieza de hogar, pesca…).
Eliminar el pago de la cuota de autónomos a aquellas personas que, como resultado del escenario actual, han perdido su capacidad de trabajo.
6. Garantía de suministros a familias y hogares
Garantizar que nadie se queda sin suministros básicos por impago de luz, agua o gas, suspendiendo los cortes durante este periodo.
7. Apoyo a la vivienda
Impedir cualquier desahucio por impago de alquiler o hipoteca. Suspender los efectos resolutivos de contratos de alquiler por impago mientras dure la crisis. Inadmisión de cualquier demanda por dicho motivo.
Incorporar medidas de suspensión del pago de hipotecas y alquileres a familias en riesgo de exclusión por la pérdida de poder adquisitivo.
8. Mantenimiento de los precios y ayudas al acceso a los productos básicos
Medidas de aseguramiento para evitar el acaparamiento y/o especulación de bienes de primera necesidad. Impedir la subida de precios de productos y activar alternativas para asegurar que el conjunto de la población tiene acceso a los productos básicos. Esta situación de emergencia requiere del esfuerzo de todos y todas.
9. Inversión en investigación
Dotar de los medios necesarios en investigación científica para lograr una vacuna, así como para reforzar la coordinación con la comunidad científica internacional. También, realizar estudios multidimensionales que midan la crisis desde perspectivas no sólo médico-sanitarias.
10. Medidas post emergencia
Debe anticiparse qué hacer el día después. Las medidas indicadas son útiles en el aquí y el ahora. También para minimizar el impacto y las consecuencias una vez pase.. La crisis pasará, pero recuperar la normalidad requerirá de nuevas medidas e inversiones.
Este decálogo supone un llamamiento a la responsabilidad de tomar medidas adicionales que, más allá de los pasos ya dados, permitan avanzar e impedir con ello que se repitan las trágicas situaciones que con nombres y apellidos afectaron a tantas y tantas familias tras la crisis de 2008.
Pero, además, debe servir como punto de reflexión para plantear medidas más allá del corto plazo que planteen un sistema público por y para todos y todas. Un nuevo modelo para una nueva sociedad.
Es el momento de protegernos, de cuidarnos, de dar respuesta colectiva y solidaria a una situación que requiere de medidas centradas en la atención sanitaria, social y económica de todas y cada una de las personas. Que la crisis no la paguen los y las de siempre. El sacrificio es común, también debe serlo el beneficio.
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Esta crisis la salvamos en común.
ENCABEZAMIENTO:
Edward Hopper
La crisis de 2008 tuvo un efecto devastador. A falta de medidas sociales y económicas decididas para enfrentar la debacle, muchos y muchas sobrevivieron gracias a sus mayores, que estiraron como chicles unas pensiones convertidas en única fuente de ingresos de familias extensas. De esa crisis se salió en falso, con empleos cada vez más precarios y unos servicios públicos saboteados a golpe de privatizaciones. Sus consecuencias aún no se han terminado de digerir.. Las decisiones que se tomaron entonces fueron clave.
La crisis del coronavirus nos encuentra con las defensas bajas como sociedad. Esas personas mayores que sostuvieron familias son las más vulnerables al contagio; los trabajadores y trabajadoras más precarios de supermercados, servicios de limpieza o cuidados son quienes están ayudando a sostener la vida y el personal de la sanidad pública debe enfrentarse a la saturación de hospitales sin los medios necesarios. Se merecen apoyo mutuo y contundente.
Mientras la curva de contagios crece de manera exponencial, también lo hacen los despidos, los expedientes de regulación de empleo y la incertidumbre ante el futuro. La curva de la desigualdad social no puede dispararse hacia arriba. No podemos dejar en la cuneta a nuestras y nuestros vecinos ni aceptar como estructural una situación inasumible éticamente.
El Real Decreto se queda lejos de medidas adoptadas en países vecinos y creemos deja desprotegidas a las familias más vulnerables. No podemos permitirnos poner freno a las medidas sociales económicas
La salida de esta crisis requiere de todo el esfuerzo para afrontar la emergencia sanitaria pero también para crear un escenario de salida social y económica de la misma en el que no dejemos a nadie por el camino. Este virus lo paramos unidos y unidas, nos dice el eslogan del Gobierno. Y les recordamos que de esta crisis sólo saldremos si lo hacemos en común.
El Real Decreto aprobado por el Consejo de Ministros supone un paso al frente, pero entendemos que es insuficiente. Se queda lejos de medidas adoptadas en países vecinos y creemos deja desprotegidas a las familias más vulnerables. No podemos permitirnos poner freno a las medidas sociales económicas porque es incompatible con el freno a la curva sanitaria y a la crisis social.
La crisis de 2008 tuvo un efecto devastador. A falta de medidas sociales y económicas decididas para enfrentar la debacle, muchos y muchas sobrevivieron gracias a sus mayores, que estiraron como chicles unas pensiones convertidas en única fuente de ingresos de familias extensas. De esa crisis se salió en falso, con empleos cada vez más precarios y unos servicios públicos saboteados a golpe de privatizaciones. Sus consecuencias aún no se han terminado de digerir.. Las decisiones que se tomaron entonces fueron clave.
La crisis del coronavirus nos encuentra con las defensas bajas como sociedad. Esas personas mayores que sostuvieron familias son las más vulnerables al contagio; los trabajadores y trabajadoras más precarios de supermercados, servicios de limpieza o cuidados son quienes están ayudando a sostener la vida y el personal de la sanidad pública debe enfrentarse a la saturación de hospitales sin los medios necesarios. Se merecen apoyo mutuo y contundente.
Mientras la curva de contagios crece de manera exponencial, también lo hacen los despidos, los expedientes de regulación de empleo y la incertidumbre ante el futuro. La curva de la desigualdad social no puede dispararse hacia arriba. No podemos dejar en la cuneta a nuestras y nuestros vecinos ni aceptar como estructural una situación inasumible éticamente.
El Real Decreto se queda lejos de medidas adoptadas en países vecinos y creemos deja desprotegidas a las familias más vulnerables. No podemos permitirnos poner freno a las medidas sociales económicas
La salida de esta crisis requiere de todo el esfuerzo para afrontar la emergencia sanitaria pero también para crear un escenario de salida social y económica de la misma en el que no dejemos a nadie por el camino. Este virus lo paramos unidos y unidas, nos dice el eslogan del Gobierno. Y les recordamos que de esta crisis sólo saldremos si lo hacemos en común.
El Real Decreto aprobado por el Consejo de Ministros supone un paso al frente, pero entendemos que es insuficiente. Se queda lejos de medidas adoptadas en países vecinos y creemos deja desprotegidas a las familias más vulnerables. No podemos permitirnos poner freno a las medidas sociales económicas porque es incompatible con el freno a la curva sanitaria y a la crisis social.
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