A las siete en punto, en el Aula de San Quirce, comenzó a escucharse la música del violín de Mariam Serrano y el chelo de Inés al mismo tiempo que se proyectaban imágenes de distintas etapas de la vida de Yeyo, que evocaban no pocos recuerdos en la mente de muchos de los presentes. La introducción, a cargo de Ángel Luis Fernanz, recordó la huella que Yeyo ha dejado, su filántropa y ese constante lema que llevaba por bandera: “Otro mundo es posible”.
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