Profundizando en la democracia se observan ambigüedades.
El termino "democracia" identifica un régimen político caracterizado por estos tres rasgos: Participación de todo el pueblo en la organización entre gobernantes y gobernados, respeto a los derechos y libertades de los individuos y de los grupos sociales, establecimiento de condiciones económicas y sociales con igualdad de oportunidades.
El fundamento ideológico es la afimación y reconocimiento del pueblo como depositario de la soberanía nacional, de donde se deduce que la soberanía redide en el pueblo y la voluntad pupular es la única fuente de ligitaimación del poder, constituyendo la más alta y suprema autoridad del Estado. En las mal llamadas sociedades democráticas, la voluntad se expresa a través de las elecciones libres que legitiman a los representates elegidos para ejercer, duante un periodo determinado, el poder político.
Sin dejar de reconocer el cambio histórico que ha supuesto el derecho al voto, como participación ciudadana, fruto de años de luchas y sacrificios, debemos reflexionar sobre las posibilidades reales que nos presenta el derecho al voto en las condiciones del tipo de representación libre, que no por casualidad ha sido elegida por las llamadas sociedades capitalistas, en detrimento de la representación vinculada, y ello ha dado como resultado un grave recorte al desarrollo de la demoracia real.
La representación vinculada supone unos representantes elegidos, cuyo poder de representación está limitado por mandato imperativo y derecho de revocación, es decir, los representantes se convierten en auténticos "servidores" de aquellos a quienes representan, y éstos tienen la posibilidad de destituirlos durante su mandato, en caso de que sirvan a otros intereses ajenos a los de quienes les han elegido. En tanto que la representación libre implica que el representante elegido no está ligado a instrucción alguna , sino que es señor de su propia conducta. Solamente necesita atenerse con carácter de deber moral a lo que sus propias convicciones le dicten, pero no a tener en cuenta los intereses colectivos de sus electores, convirtiéndose así en el señor investido por sus electores, pero no en su "sevidor". Esta distinción es fundamental porque cada uno de estos tipos de representación presupone un grado difente de responsablilidad política y democratización. La representación vinculada por mandato imperativo implica una responsablilidad personal y dependiente por parte del representante, por lo que está obligado a responder y rendir cuenta ante sus representados; la representación libre contrariamente, presupone una responsablilidad funcional e independiente, por la que, la ocnducta del representante, se confía básicamente a su propia conciencia y competencia, y con frecuencia a las consignas de su partido. Por eso se habla de democracia de partidos más que de democracia representativa, ya que los reprentantes, están sometidos a la disciplina del partido más que a la voluntad de los electores. ERRE QUE ERRE
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