Ya esta en la calle el boletín con este editorial;
ESPAÑA: UNA ENCRUCIJADA ENTRE FRUSTRACIÓN Y ESPERANZA
El día 13 de enero comenzó la XI Legislatura con un parlamento inédito, fruto de las elecciones del 20D; parece abrirse un panorama que permite concebir esperanzas de que el país, por fin, cambie de rumbo.
Estas son algunas reflexiones para intentar entender este nuevo panorama:
1. La situación política e institucional ha dado muestras de hallarse inmersa en una crisis profunda. Desde el acontecimiento del 15M la clase política surgida de la transición y el sistema político que sustenta -monarquía incluida-, no ha hecho más que ahondar su descrédito entre la ciudadanía. Política y dinero han dado como resultado una corrupción sistémica en la que el dinero público ha corrido raudo a bolsillos privados.
2. La separación de poderes no es más que una farsa y la democracia representativa (¿?) ha dejado a los ciudadanos sin cauces institucionales para expresar su descontento y sus aspiraciones de cambio. Los partidos no son más que estructuras profesionalizadas para instrumentalizar las instituciones en beneficio propio y de sus próximos.
3. Mientras en la calle la dureza de la crisis-estafa ha golpeado al ciudadano medio en forma de paro, precariedad, abandono institucional y desaparición progresiva de expectativas de futuro especialmente para los más jóvenes, las políticas públicas de recortes en servicios esenciales han profundizado la pobreza ciudadana, al tiempo que han enriquecido a una minoría privilegiada, acentuando la desigualdad.
Frente a este panorama las elecciones del 20D han puesto de manifiesto varias cosas:
1. El descontento de gran parte de los ciudadanos, castigando a las formaciones políticas del bipartidismo (PP/PSOE), que han visto mermada su legitimidad para proponer soluciones a los verdaderos problemas del país. (paro, corrupción, deterioro del Estado del bienestar…)
2. El ascenso de nuevas formaciones (Podemos y Ciudadanos) manifiesta, por una parte el castigo a los dos grandes partidos y por otra, el deseo de un verdadero cambio en las formas de hacer política, que ha tenido una expresión clara en la campaña electoral con un lenguaje y unos planteamientos que han intentado plasmar este descontento.
3. La realidad tozuda de una España plurinacional se expresa con rotundidad en partidos y plataformas exigiendo una visibilidad institucional que la legitimidad democrática ya les otorga. Enfrente, una visión cerrada y monolítica de España intenta poner dique a esta verdadera marea que exige diálogo y fraternidad.
Construir en común es el desafío.
La esperanza de los ciudadanos se cifra en que sus voces puedan oírse lo más claramente en el interior del hemiciclo parlamentario, que sus representantes interpreten lo más fielmente el mandato popular.
Esta va a ser la única fuente de su legitimidad; nadie entendería que lo nuevo se plegara a formas de hacer del pasado, que han usurpado tradicionalmente la representación que les conferían las urnas, para aprobar leyes contrarias al verdadero interés general.
Procuremos ir más allá de las palabras juzgando los hechos y manteniendo en la calle la misma exigencia de justicia social y fraternidad que nos ha hecho llegar hasta aquí
El día 13 de enero comenzó la XI Legislatura con un parlamento inédito, fruto de las elecciones del 20D; parece abrirse un panorama que permite concebir esperanzas de que el país, por fin, cambie de rumbo.
Estas son algunas reflexiones para intentar entender este nuevo panorama:
1. La situación política e institucional ha dado muestras de hallarse inmersa en una crisis profunda. Desde el acontecimiento del 15M la clase política surgida de la transición y el sistema político que sustenta -monarquía incluida-, no ha hecho más que ahondar su descrédito entre la ciudadanía. Política y dinero han dado como resultado una corrupción sistémica en la que el dinero público ha corrido raudo a bolsillos privados.
2. La separación de poderes no es más que una farsa y la democracia representativa (¿?) ha dejado a los ciudadanos sin cauces institucionales para expresar su descontento y sus aspiraciones de cambio. Los partidos no son más que estructuras profesionalizadas para instrumentalizar las instituciones en beneficio propio y de sus próximos.
3. Mientras en la calle la dureza de la crisis-estafa ha golpeado al ciudadano medio en forma de paro, precariedad, abandono institucional y desaparición progresiva de expectativas de futuro especialmente para los más jóvenes, las políticas públicas de recortes en servicios esenciales han profundizado la pobreza ciudadana, al tiempo que han enriquecido a una minoría privilegiada, acentuando la desigualdad.
Frente a este panorama las elecciones del 20D han puesto de manifiesto varias cosas:
1. El descontento de gran parte de los ciudadanos, castigando a las formaciones políticas del bipartidismo (PP/PSOE), que han visto mermada su legitimidad para proponer soluciones a los verdaderos problemas del país. (paro, corrupción, deterioro del Estado del bienestar…)
2. El ascenso de nuevas formaciones (Podemos y Ciudadanos) manifiesta, por una parte el castigo a los dos grandes partidos y por otra, el deseo de un verdadero cambio en las formas de hacer política, que ha tenido una expresión clara en la campaña electoral con un lenguaje y unos planteamientos que han intentado plasmar este descontento.
3. La realidad tozuda de una España plurinacional se expresa con rotundidad en partidos y plataformas exigiendo una visibilidad institucional que la legitimidad democrática ya les otorga. Enfrente, una visión cerrada y monolítica de España intenta poner dique a esta verdadera marea que exige diálogo y fraternidad.
Construir en común es el desafío.
La esperanza de los ciudadanos se cifra en que sus voces puedan oírse lo más claramente en el interior del hemiciclo parlamentario, que sus representantes interpreten lo más fielmente el mandato popular.
Esta va a ser la única fuente de su legitimidad; nadie entendería que lo nuevo se plegara a formas de hacer del pasado, que han usurpado tradicionalmente la representación que les conferían las urnas, para aprobar leyes contrarias al verdadero interés general.
Procuremos ir más allá de las palabras juzgando los hechos y manteniendo en la calle la misma exigencia de justicia social y fraternidad que nos ha hecho llegar hasta aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario