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viernes, 11 de marzo de 2016

EUROPA A JUICIO


Los Jefes de Gobierno de la Unión Europea acaban de reunirse en Turquía con los mandatarios del país anfitrión para abordar -por enésima vez- el problema enquistado de los refugiados, que hasta ahora han sido incapaces de resolver. El resultado es un acuerdo de mercaderes en que uno, Turquía, compra al otro, Unión Europea, su mercancía de carne humana, los refugiados sirios, afganos, iraquíes…

Mientras tanto, miles de personas sin más culpa que huir de la guerra y de la imposibilidad de un futuro digno, permanecen hacinadas en condiciones inhumanas en las fronteras balcánicas con Grecia, o en este país, que ya alberga a más de 100.000 personas bloqueadas en su intento de alcanzar la Unión Europea.

¿Cómo presentar a la opinión pública un acuerdo para deshacerse de todos aquellos que lleguen a sus fronteras para endosárselos a Turquía, país donde no se respetan los derechos humanos como todo el mundo reconoce? A cambio, se permitirá la entrada a la U.E. a los turcos, sin necesidad de visado, reanudando las conversaciones para la integración de Turquia en la U.E. y concediéndole 6.000 mill. (3.000 más de los previstos). O lo que es lo mismo, se compra a un tercer país, Turquía, para canalizar y contener el flujo migratorio, sin garantías de ningún tipo, ni el respeto a los Derechos Humanos, ni la perspectiva de un regreso a sus países, una vez libre de conflictos.

Volviendo a la pregunta sobre cómo hacer compresible a los ciudadanos europeos una jugada tan infame, se recurre a una palabra talismán: son irregulares (ilegales), por ello todos los que no accedan cumpliendo los requisitos están pervirtiendo las reglas básicas de la Unión y deben ser expulsados. Pésimo argumento que atenta contra el principio básico de libertad de movimientos para las personas y además viola los propios tratados firmados por los países europeos para la protección de los refugiados. Es decir, es lisa y llanamente ilegal.

Nosotros en la frontera sur ya conocemos la receta: expulsiones violentas, en masa y sin soporte legal, contención en terceros países (Marruecos, Líbia…) reclusión en CIES, etc.

Estamos asistiendo a una verdadera crisis de humanidad en la que están en juego, no sólo los principios inspiradores de la Unión, sino los fundamentos básicos que hacen posible una convivencia realmente humana.

Nadie debería dejar morir a sus puertas a ningún semejante, ni exponerle a la violencia del que es más fuerte, sin tomar partido y abrir su casa para ofrecerle protección. ¿Querríamos nosotros ser tratados así? Pregunta pertinente porque nos concierne como ciudadanos europeos, por más que el drama se produzca lejos de nuestras seguridades habituales. Sin duda, somos responsables. Debemos una respuesta humana, justa, solidaria y compasiva a tantos que esperan ser acogidos, huyendo de situaciones que tienen unas causas políticas, económicas y militares (el comercio de armas), en las que Europa tiene graves responsabilidades.

No podemos seguir callando ante las decisiones de nuestros mandatarios

¡No nos representan!. Gritémoslo alto y claro, para no ser cómplices de la infamia.

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