Hoy me debo a la pena intransitable
a la ofensiva muerte prematura
al eterno sollozo de la madre.
Hoy me debo a la injuria en el asfalto
a la neutralidad que es siémpre tan cobarde,
a tu boca valiénte
que gritó ¡es bastante¡
Y me debo Carlos a tus ojos,
por mirar más lejos,
por mirar más alto
por tu amor gigante.
No te enfríes Carlos ,
no nos deges,
que el dulce corazón siga manando,
que caminen tus ojos por Vallecas
floreciendo en las risas de la calle.
No te enfriarás Carlos
detras de la ceniza, serás
canción que nace.
Bajo su chupa caliénte
te traerá María sobre su cresta azul
te llevará Alejandro,
Elena llevará en un pin tu boca
Fernando tu recuérdo en hondos tatuajes,
y entre sus corazones ira latiéndo el tuyo.
Un muchacho muere,
defendiéndo la vida en los andenes,
y nace una canción del fondo de sus manos
tocando la conciencia adormecida
gritando ya en la voz de sus hermanos,
enseñando a decir QUE YA ES BASTANTE.
Julia Díaz Climent El entierro de Carlos
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