Las mujeres y hombres que han muerto sin recibir ningún reconocimiento público, son las madres y padres de nuestras revindicaciones, de nuestro ideario, son, los verdaderos progenitores de la democracia en este país. Nadie más puede ostentar ese reconocimiento. Lucharon por ella, mantuvieron viva su llama durante cuarenta años de una dictadura atroz y sangrienta. La transición los olvidó, nunca ninguno de sus verdugos, de sus torturadores o carceleros, se ha sentado ante un tribunal, nunca ninguna calle llevó su nombre y tampoco ninguna placa o monumento recordó sus muertos. Este homenaje quiere agradecer y reconocer su lucha, su sacrificio y el de sus familias. Hoy , sois vosotros los héroes de la libertad, nuestros héroes, hoy venimos a quitarle las rejas a la memoria colectiva de este pueblo. Durante muchos años nos ocultaron las huellas que habían dejado en el camino, pero las huellas estaban ahí y nosotros las encontramos. Gracias, Saber que ya, nunca más, seréis olvidados.
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