Todo esto parece poner de manifiesto que la política no es otra cosa que la expresión de unos determinados intereses. Cuáles sean estos puede quizás quedar un poco más clarificado después de leer lo que sigue:
- ¿Quién o qué define las líneas maestras de la política exterior en un Estado como el nuestro?
Dadas las limitaciones de soberanía y el encaje del país en el concierto de las naciones, es obvio que nuestra política externa está subordinada a las líneas maestras de la única superpotencia global: Estados Unidos de América.
El recibimiento a Al- Sisi como si fuera un presidente legítimo y no como lo que es, un dictador, no es ajeno al papel que USA adjudica a Egipto en el conflicto Palestino Israelí, y como país que controla el canal de Suez, paso comercial de importancia estratégica.
Tampoco los intereses empresariales están ausentes en las relaciones bilaterales: ¿No vendemos armas al país del Nilo? Pero ¡ojo! No nos confundamos, son intereses de empresas privadas, pese a que lo presentan como intereses de país (la “marca España”)
- ¿En qué lugar queda el respeto a los Derechos Humanos?
Como principio ético, es un recurso de referencia que se emplea como justificante de políticas concretas.
La denuncia de que el gobierno venezolano no los respeta es el ariete moral con el que lo pretenden deslegitimizar ante la opinión pública. Desmontar esta falacia sería muy sencillo si se pusieran a doble columna las supuestas violaciones de los DD HH de países hostiles (y así consideramos a Venezuela) y las que se producen habitual y constatablemente en otros que son amigos y aliados (Marruecos, Arabia Saudí, Egipto, por supuesto China, sin contar el propio EEUU)
El gobierno español del Partido Popular ¿no vulnera consciente y voluntariamente los Derechos Humanos? ¿Qué pasa entonces con los emigrantes en los enclaves de Ceuta y Melilla? ¿Qué con la libertad de expresión y manifestación tras la “Ley mordaza”? ¿Y la manipulación de la información a través del control de los medios?
El engaño como arma de destrucción masiva sólo puede sumir al país en la mentira institucionalizada y en el descrédito de la política.
- La defensa de la libertad
Bajo este epígrafe se quiere dar a entender que la “libertad”, entendida abstractamente, es un valor cuya defensa justifica cualquier injerencia. La libertad de prensa es uno de sus soportes fundamentales, en su nombre se demoniza al gobierno venezolano por el supuesto silenciamiento de las voces disidentes. Esta unanimidad de los medios masivos de comunicación resulta cuando menos, chocante, si se coteja con la información crítica y acreditada que circula por internet.
La intoxicación informativa es un elemento esencial en la manipulación de la opinión pública a favor de un determinado punto de vista: Venezuela y los gobiernos “populistas” de Ecuador, Bolivia, Brasil, Nicaragua, Uruguay y Argentina, por mucho que sean resultado de la voluntad popular expresada en las urnas, son un obstáculo para los planes de EE UU para disponer de los recursos del continente americano en su beneficio.
¿Acaso no podemos plantear con la misma validez si hay realmente libertad de prensa en Egipto? ¿Existen partidos o grupos opositores que puedan manifestar posturas encontradas a las del gobierno militar? Pese a ello vamos a recibir al dictador sin ningún remordimiento de conciencia.
¿Doble vara de medir o simplemente cinismo?
Por cierto, para hacerse una idea de la libertad de expresión que propicia el gobierno del PP sólo hay que atreverse a sintonizar TV1, TELEMADRID….y sacar conclusiones.
- Conformemos la realidad a la horma de nuestros intereses.
Para concluir, podemos afirmar que la visión del mundo que se nos pretende vender, es lisa y llanamente la expresión de una realidad adaptada a los deseos de los que nos gobiernan, por muy inconfesables que sean. Si para ello hemos de manipular, engañar, e infantilizar a la ciudadanía, nada importa.
Recibiendo con honores al dictador Al-Sisi reafirmamos nuestro papel de país subordinado al imperio Yanqui y nuestros medios de comunicación servirán para confundir, no para informar.
F.S.S.
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