Vídeo de la presentación
El acto ha sido presentado por Carlos Serrano del Foro Social para referirse a Ignacio Álvarez-Ossorio es coordinador de Oriente Medio y Magreb de la Fundación Alternativas y profesor titular de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad de Alicante, así como investigador del Taller de Estudios Internacionales Mediterráneos de la Universidad Autónoma de Madrid
Después ha intervenido Ignacio Álvarez-Ossorio para referirse al libro un recorrido que arranca con la llegada al poder de Bashar al-Asad, y el desarrollo de las protestas iniciadas en lo que se llamó ‘primavera árabe’ y que en todos los países recogía el mismo anhelo: ‘Al-shaab yurid yasqut al-nizam’ (el pueblo quiere que el régimen caiga), y que acabaron por convertirse en guerra civil y la posterior irrupción del Daesh o ISIS.
El conflicto en Siria parece encarar un punto de inflexión importante con la conquista de la ciudad de Alepo por parte del ejército de Al Assad y las fuerzas aliadas de Rusia e Irán, Álvarez-Ossorio ha destacado que hay múltiples narrativas sobre el conflicto. "Ya se sabe que en un conflicto la primera víctima es la verdad". En este sentido, subrayó que el régimen de Al Asad ya anunció enseguida que las revueltas de 2011 se debían a una conspiración de los enemigos tradicionales, un discurso que ha continuado remachando a lo largo de estos años
Lo que empezó siendo una revolución popular contra Bashar al-Asad se transformó pronto en una confrontación civil entre un régimen autoritario, que apostó todas sus cartas a la denominada solución militar, y los diversos grupos rebeldes, incapaces de formar un frente común para luchar contra un rival mucho más poderoso en una guerra asimétrica. La indiferencia occidental ante el descenso de Siria a los infiernos abrió el camino a las potencias regionales que armaron a los diversos bandos de la contienda, lo que intensificó el sectarismo en un país donde las minorías étnicas y confesionales representan una tercera parte de la población. En este escenario caótico surgió el califato yihadista proclamado por el ISIS.
La aproximación al conflicto sirio no resulta sencilla, entre otras cosas por la multiplicidad de actores implicados en su desarrollo y la diversidad de intereses que defienden. Para tratar de comprenderlo no solo basta con abordar la situación interna, sino que también es imprescindible detenerse en sus dimensiones regional e internacional para determinar hasta qué punto las injerencias de Rusia, Irán, Estados Unidos, Arabia Saudí, Turquía o Qatar han agravado la guerra. El resultado de esta guerra multidimensional es bien conocido: la mayor catástrofe humanitaria registrada en Oriente Próximo desde la Segunda Guerra Mundial con cerca de medio millón de muertos y decenas de miles de desaparecidos. Como consecuencia de los enfrentamientos, dos terceras partes de la población siria se han visto obligadas a abandonar sus hogares y se han convertido en refugiados o desplazados internos.
La indiferencia occidental ante el descenso de Siria a los infiernos abrió el camino a las potencias regionales que armaron a los diversos bandos de la contienda, lo que intensificó el sectarismo en un país donde las minorías étnicas y confesionales representan una tercera parte de la población. En este escenario caótico surgió el califato yihadista proclamado por el ISIS. La aproximación al conflicto sirio no resulta sencilla, entre otras cosas por la multiplicidad de actores implicados en su desarrollo y la diversidad de intereses que defienden. Para tratar de comprenderlo no solo basta con abordar la situación interna, sino que también es imprescindible detenerse en sus dimensiones regional e internacional para determinar hasta qué punto las injerencias de Rusia, Irán, Estados Unidos,
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