Se ha celebrado en el Centro Cívico de San José la segunda asamblea de la coordinadora 8M de Segovia para preparar todas las acciones que se van a realizar #HaciaLaHuelgaFeminista del 8 de marzo en Segovia
Vídeo: Yo por ellas, ellas por mí https://t.co/xaeUpNVijo llamando a la Huelga Feminista
¿Por qué una huelga de mujeres? ¿Cómo apoyan los hombres el 8M?
BRIGADA VIOLETA SEGOVIA·SÁBADO, 10 DE FEBRERO DE 2018
Parece que sobra decirlo, pero es importante tener clara la idea de que el feminismo no sólo es para las mujeres, sino que su general y principal objetivo se enfoca hacia la transformación íntegra de la sociedad. Porque no habrá para nosotras un lugar de equidad real en un sistema que se basa en la exclusión y la desigualdad.
Es así, que la visibilización y lucha contra la tremenda opresión que sufre el género femenino o, mejor dicho, todo aquello que no es género masculino normativo, es sólo una parcela más de la lucha anticapitalista, pero una parcela imprescindible, sin la cual el propio anticapitalismo cojea y encuentra tremendas lagunas en sus conceptos y en su práctica.
Por tanto, el 8 de marzo es un día en el que, tanto las mujeres como los hombres, tenemos un papel, pero nunca podremos decir que sea el mismo.
La labor que las mujeres adquirimos en esta huelga es dual. Por un lado, contra un sistema que constantemente nos infravalora y nos hace infravalorarnos, está nuestro propio empoderamiento, convencernos a nosotras mismas y a las otras de todo lo que podemos hacer y de lo importante que es lo que estamos haciendo. Por otro lado, queremos detenernos para concienciar a la población entera de lo que pasaría si no lo hiciéramos, de lo fundamentales que somos, de que no nos merecemos esa infravaloración. Queremos que todas las personas se enteren de que, si nosotras paramos, se para el mundo.
Para ello, es absolutamente necesario que la huelga sólo sea de mujeres, porque el sentido de esta movilización radica precisamente en la comprensión, mediante los hechos, de lo necesario y eficaz que es nuestro papel en los distintos ámbitos de la sociedad.
El trabajo reproductivo que han realizado las mujeres durante la historia ha sido el pilar fundamental para construirla, y ha sido tan importante como invisible.
Hoy en día, pocas cosas han cambiado. Empezando por los hogares, por la máxima expresión de invisibilización de trabajo femenino. Son muchas las casas donde, si la mujer no limpia, no alimenta, no da cariño, no organiza, no hace la compra, todo eso no se hará. Y absolutamente todas en las que, por lo menos, se notará la falta, será necesaria una organización en la familia, que no pasará por alto a nadie, para cubrir estas actividades. Lo que tendrá mucho más efecto al saber que ella no lo hace porque NO QUIERE hacerlo, porque LO HACE SIEMPRE. Buscamos que todos los miembros de la familia se den cuenta de que las funciones que ella realiza, como si de una asignación natural se tratara, son fundamentales para el mantenimiento de la vida, y son un trabajo voluminoso, que agota, y que debería ser repartido. Así, si el padre, por muy concienciado que esté de que vivimos en una sociedad machista, o por muy en contra que esté contra la violencia de género, hace también esta huelga ¿dónde está esa reorganización familiar? ¿dónde está esa visibilización? ¿dónde está el sentido? Su función en la familia es comprender que el 8 de marzo es su mujer la que no deber realizar el trabajo que socialmente se asigna a su género y realizarlo él, suplir a su mujer, y concienciarse y concienciar de cuan cansado, duro y fundamental es.
Es importante comprender que esta huelga pretende atacar al machismo más íntimo, ir mucho más allá de las cifras oficiales de violencia de género, entendiendo que estas son la máxima expresión de lo primero. Porque el machismo íntimo del que hablamos no está en las televisiones, está en las conciencias, y atiende a la idea de que las mujeres valemos poco y, en cualquier caso, menos que los hombres.
Y con esta primera ejemplificación, continuamos por los diversos ámbitos de la vida. En lo laboral, existe la brecha salarial, el techo de cristal, atendiendo a que las mujeres se las ve cómo menos capaces, menos productivas ¿realmente no se notaría que faltan? ¿no es su labor lo suficientemente fundamental para causar trastornos a los beneficios de sus distintos empleadores? Creemos que sí. Pero queremos marcar la diferencia con las huelgas hechas hasta ahora: no deseamos detener la producción por completo, sino marcar la diferencia, hacer ver que la parte femenina del trabajo global es mucho mayor de lo que creemos. No queremos que los efectos alcancen únicamente a los propietarios, empleadores, patrones, sino que el efecto de la huelga tiene que estar en cada oficina, en cada fábrica, en cada despacho, en todos, absolutamente todos los lugares de trabajo. Tiene que estar en el extrañamiento de los compañeros, de los clientes y, por supuesto, de los jefes. Tiene que estar en todo ese trabajo que queda sin hacer y hay que cubrir, pero que no considerábamos tan válido o necesario. Y, por supuesto, no habrá nada de ese efecto singular que buscamos si la huelga es secundada tanto por trabajadoras como por trabajadores.
Además, el efecto tiene que estar en dejar, el 8 de marzo, desiertos algunos sectores de empleo, eminentemente feminizados, a los que apenas se reconoce pero que, una vez más, son cimiento y sustento de todo el armazón social. El efecto también tiene que estar en las oficinas, colegios y tiendas sin limpiar porque, por si no nos habíamos dado cuenta, la gran mayoría de las limpiadoras son mujeres. Tiene que estar en los hospitales sin enfermeras o en nuestros ancianos sin cuidadoras. Hasta que todas las personas se pregunten si realmente sus tareas de cuidados están suficientemente reconocidas, social y económicamente.
Y eso por no hablar de los ambientes, porque los cuidados que las mujeres ejercemos los llevamos hacia todas las personas ¿el trato entre compañeros sería el mismo?
En lo relativo al consumo establecer paralelismos con el modelo de huelga clásica es más sencillo. ¿Qué pasaría con la industria alimentaria, higiénica… si las mujeres no organizaran “la compra”, la adquisición familiar de los productos básicos? ¿Y con la industria cosmética que, en base a la “pink tax” (tasa rosa) hace más caros los productos que consumimos (cuchillas de depilar vs cuchillas de afeitar)? Por no hablar del escarmiento que la industria estética en general necesita por el daño que le hace a nuestras mentes y a nuestros cuerpos a través de la publicidad (cánones de belleza inalcanzables). Y, obviamente, aunque nos encontremos en el terreno del consumismo, terrible para todas las personas, hay parcelas del mismo, como las que hemos especificado, que están feminizadas.
Dentro del ámbito educativo, extrapolamos todo lo referido sobre el ámbito laboral a las profesoras y personal de los centros.
Pero las estudiantes también han de organizarse por independiente a sus compañeros, aunque en su ámbito el machismo sea mucho más sutil porque, en cierto modo, está condenado, también subsiste y con mucha fuerza, aunque tome otras formas. Así, carecería de sentido la acción si fuera llevada a cabo de la misma forma por chicas y chicos:
- Acoso, comentarios machistas. Creemos que las mujeres son las que han de visibilizar esto ya que son quienes lo sufren ¿a quién iría dirigido el acoso sexista si el instituto estuviera vacío de chicas? Entre chicos desde luego que no.
¿Y los comentarios machistas? ¿Tendrían sentido sin ese blanco al que humillar y desproveer de valor?
- Amor romántico. Es un día para hacer huelga, pero también unos meses de campañas para extender la conciencia. Que la censura social hacia esas parejas aumente, que los hombres que las controlan sean señalados, que las mujeres sean más conscientes de por qué no es ese amor el que las beneficia.
Pero, además, el propio 8 de marzo, el propio hecho de secundar la huelga, es un paso muy importante de empoderamiento para las chicas que se encuentran en estas situaciones. Y no sólo porque es difícil apoyar un día cómo este sin empaparte de su contenido y abrir los ojos hacia los agujeros negros de tu propia vida personal, sino porque podría ser un golpe de efecto muy importante para las propias parejas y sus contextos cómplices que las chicas que de ellos forman parte se movilicen, falten a clase, como la como las mujeres que no limpian en casa, faltan PORQUE QUIEREN, de acuerdo a un reclamo de su propia libertad. Es muy difícil considerar su necesaria sumisión después de ello.
- Vestimenta-ropa. ¿Por qué las normas de vestimenta nunca recaen sobre los alumnos y profesores? ¿Por qué nosotras no nos distraemos con sus “””provocaciones”””?
- Estereotipos, invisibilización. Sólo hay que abrir un libro de historia para constatar que está lleno de hombres, pero entonces ¿no ha habido mujeres los siglos pasados? Sabemos de sobra que toda la educación que recibimos va mucho más allá de los conocimientos técnicos que recoge el libro. El aliento que recibimos por parte de nuestros profesores sobre lo que creen que podemos y no podemos hacer es fundamental, quizá es buen momento para reclamar que cambiemos el machismo inherente en cada clase, en cada aula, como en toda la sociedad. Todos y todas somos válidos para todos, que sobre ello nos condicionen los gustos, no el género.
El 75% de los personajes de los libros de secundaria son masculinos. Un estudio de 56 manuales de 1º y 2º señalan que fomentan los “estereotipos sexistas”
Por el hecho de ser mujeres, no podemos dejar que nos silencien, que no nos tengan en cuenta o no nos tomen en serio. Y este día faltamos en clase para rebelarnos contra ello.
- Cuidados: Accesorio a las aulas, pero igual de relevante. Obviamente, el 8 de marzo también debe ser marcada esa falta de trabajo realizado por mujeres si las alumnas se encargan del mismo en sus hogares por el hecho de ser mujeres, o de una buena parte de ello.
Esperamos que, hasta aquí, haya sido comprendida esta visión de cómo nos afecta el problema diferencialmente en los distintos ámbitos de la vida, y por qué, por lo tanto, deben ser muy diferentes las formas de actuación ante ellos.
Si, como ya hemos mencionado, la labor de las mujeres es empoderarse y concienciar mediante ello; proponemos que los hombres menos concienciados sean precisamente los objetivos principales de esta acción, los sujetos del extrañamiento y el cuestionamiento más básico.
Comprendemos, sin embargo, que el principal problema ronda en torno a la colaboración de todos los hombres conscientes, en mayor o menor grado, de la existencia de una serie de dinámicas machistas en la sociedad, y que se oponen y rechazan las mismas. Es aquí donde podríamos encuadrar a todos los activistas, militantes e individuos de alguna forma comprometidos con la sociedad.
A ellos queremos proponerles que su principal objetivo es que nosotras podamos cumplir nuestros objetivos. Y ello pasa por echarse a un lado, que el apartarse sea una postura política.
Ya que, precisamente el problema de la desigualdad de género radica en que los espacios de poder son mayoritariamente masculinos, les toca a los hombres hacernos un sitio en ellos. Dejar que el 8 de marzo los conquistemos, salgamos de nuestra histórica asignación de lo privado y desbordemos lo público. Que el 8 de marzo la calle sea nuestra, que los mensajes que se escuchen sean los nuestros, que en las instituciones y en los medios de comunicación se hable sobre nosotras, para que podamos algún día repartirlo entre todos. Porque para ello es necesario que nos visibilicemos, que nos veamos y nos vean, como sujeto que merece y es digno de ese reparto.
“Desde los movimientos activistas siempre nos hemos planteado la acción como algo positivo, no en el sentido valorativo, sino en el sentido mismo de su existencia; la planteamos frente al no-hacer y contra la idea de quedarse quieto frente a la injusticia. […] una manera de entender la acción que rara vez implica la inacción, el no-hacer, nadie sabe si algo no se ha hecho porque se ha decidido no hacerlo o porque simplemente no se ha hecho. En gran medida, porque el no-hacer no es visible. Sin embargo, hacer (o no-hacer, pero asegurarnos de que el no-hacer sea visible) es susceptible de reproducir una de las dinámicas más importantes del patriarcado, esa que indica que los hombres hacen, no se dejan hacer, y las mujeres, al contrario. El terror a la pasividad es un elemento clave de la masculinidad […]
Muchos de los desencuentros políticos entre hombres que nos interesamos por el feminismo y los movimientos activistas feministas tienen que ver con esta dificultad de participar sin participar, esta imposibilidad de hacer sin hacer y esta alergia a callarnos lo que hacemos. Necesitamos visibilizar nuestras acciones y actitudes y esto, como ya he señalado refuerza el principio básico d la acción en el esquema patriarcal Propongo que empecemos a pensar en hacer sin hacer, y sin dejar de ser responsables, dejarnos hacer […] Sin considerarlo una fórmula mágica, considero importante poner sobre la mesa la pasividad política radical. […] Podemos empezar a plantearnos la excesiva visibilización de nuestros compromisos ante las mujeres y la falta de visibilización de nuestras posturas ante otros hombres, especialmente frente a aquellos con los que no estamos de acuerdo. Las formas de incidir en los espacios mixtos o de mayoría masculina […] Aprender la paradoja de la incidencia que tiene la ausencia, que puede tener más incidencia que cualquier otra acción; abandonar o no optar a los espacios de poder y visibilidad sin necesidad de decir “aquí os dejo esta parcela, chicas”. Pensar en formas de divulgar y contagiar los planteamientos feministas sin tener que coger el megáfono y ponernos en primera línea.”
Azpiazu Carballo, Joakin (2017). Masculinidades y feminismo. Madrid: Virus.
Si esa es la idea, la puesta en práctica sólo debe obedecerla, por lo que los hombres:
- Como hemos intentado demostrar a lo largo de toda esta explicación: la huelga sólo deben hacerla las mujeres. Acudid a vuestros puestos de trabajo, de estudio, realizad la vida normal en vuestros espacios cotidianos.
Debido a ese apoyo en nuestros objetivos, si nosotras queremos hacer la huelga, vosotros:
- Trata de que en los mencionados espacios de trabajo o de estudio las mujeres que hagan la huelga no se vean perjudicadas por ello. Esto puede hacerse mediante la presión contra las sanciones laborales, el reclamo de que no se las retire el sueldo o la explicación de su legitimidad. Pero, ante todo, tener siempre presente que las mujeres ausentes están haciendo uso de su legítimo derecho a huelga y asumen las consecuencias del mismo. Dichas acciones en su defensa nunca pueden dejarlas en mal lugar como irresponsables o desvalidas.
Los estudiantes exigid que no se hagan exámenes ni pruebas evaluables, que no se avance temario o que su ausencia no afecte negativamente a su expediente. Podéis pedir que ese día en clase se hable sobre la huelga, sobre algún concepto feminista o sobre la participación de las mujeres en la historia. De no conseguirlo, aseguraos de coger apuntes para ellas o poder explicarlas los contenidos que se hayan dado en clase. Pero, de nuevo, teniendo siempre presente ese principio de que ellas son conscientes de lo que hacen, las actuaciones de los hombres hacia ellas deben ser por solidaridad, no por lástima.
- Difunde entre todos los compañeros sus razones, sus causas, su legitimidad. Aviva ese extrañamiento al que aspiramos.
- En casa, trata de colaborar en el reparto de las tareas domésticas que las mujeres ese día no deben hacer. Cúbrelas y piensa mientras por qué ese día tienes que cubrirlas. Por qué los demás integrantes de la casa no consideráis vuestra esa tarea. ¿Son realmente válidas las excusas de ocupación en otros temas que habéis formulado para no haceros cargo? ¿Las otras ocupaciones de las mujeres de la casa no están al mismo nivel?
- Si se hacen manifestaciones, pasacampus, concentraciones o parones no mixtos: no participes.
Pero, sobre todo, la principal labor que los hombres pueden hacer a lo largo de toda la preparación del 8 de marzo y el propio día es la DIFUSIÓN Y CONCIENCIACIÓN A OTROS HOMBRES, especialmente los discordantes, del por qué y el cómo de este papel. Del por qué y el cómo de la situación de inequidad actual y de la totalmente opuesta que pretendemos construir. Sobre qué son los privilegios masculinos y por dónde empezamos a destruirlos.
Además, aprovecha para la expresar tu apoyo y solidaridad acudiendo a las convocatorias mixtas que habrá en muchas ciudades, y también en la nuestra.
Por otro lado, las particularidades del momento y el lugar irán definiendo todavía más las formas de hacer. En Segovia, comprendiendo la poca expansión de algunos de estos principios, conocedoras del contexto en el que nos movemos, haremos lo posible por llevarles a cabo sin que nos acababen perjudicando. Así, hemos considerado adecuado que la primera asamblea organizativa abierta sea mixta, ya que será la primera toma de contacto directa y oficial de la ciudad con la huelga, y será allí donde podremos explicar el grueso de la misma, aspirando a la comprensión por parte de todos y no a la imposición por parte nuestra. A partir de ahí, al igual que la dirección y organización de esta movilización deberá salir de las mujeres de la ciudad, comprendemos que hay acciones que no sean de este tipo, sino accesorias, que obedezcan a pura logística (pegar carteles, por ejemplo) que quizá, según lo que las mujeres que organicen vayan estimando, también puedan ser realizadas por hombres. Pero, insistimos, este no es su principal campo de batalla en esta ocasión.
Por último, recordamos que estamos abiertas a resolver cualquier duda, a facilitar cualquier fuente de información que esté a nuestro alcance sobre este y otros temas y a recibir cualquier aportación.
Así, animamos de los hombres de nuestra ciudad a sumarse y explorar esta iniciativa de apoyo activo y colaboración pasiva. Que la huelga sea nuestra para que su objetivo sea de todos.
Segovia, enero de 2018.
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