Mantener la espiral de producción y consumo propia del capitalismo no hará más que acelerar la crisis del sistema. Pero no sólo está en profunda crisis la biosfera, sino también el capitalismo global, que está llegando a sus límites.
Según el informe IPCC de la ONU, “el cambio climático es generalizado, rápido y se está intensificando”, y algunos de los cambios que ha producido el calentamiento global “ya son irreversibles a día de hoy” aunque se empezaran a implementar medidas eficaces y no meramente cosméticas.
La situación es tan grave que en la apertura de la 76ª Asamblea de Naciones Unidas del pasado martes, día 21, el Secretario General, Antonio Guterres, dedicó más de la mitad de su intervención a poner de manifiesto la emergencia climática por encima de otros conflictos o problemas del mundo actual y exigir a los estados la inmediata y urgente toma de medidas.
Cuanto más retrasemos la transición energética hacia un modelo basado en fuentes renovables y el descenso de los niveles de consumo, cuanto más tardemos en afrontar decididamente la crisis climática y la degradación ambiental, más se alejará la posibilidad de un futuro digno para las mayorías sociales y las generaciones venideras, preservando al mismo tiempo la naturaleza.
El camino no será fácil de encontrar ni de recorrer, pero no afrontar los desafíos puede facilitar el ascenso de nuevos autoritarismos o fascismos basados en el acaparamiento de unos recursos que serán cada vez más escasos; de hecho, ya están creciendo estos movimientos a ambos lados del Atlántico.
Qué debemos hacer y exigir:
- Drástico descenso en el consumo material y energético, garantizando los consumos básicos para que toda la población goce de una vida digna
- Fomentar la economía circular, que consiste, básicamente, en el buen retorno de los materiales a los ecosistemas en condiciones para que puedan ser metabolizados por la biosfera.
- Establecer estrategias multisectoriales con el objetivo de lograr un drástico descenso en las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Plan de emergencia para detener la pérdida de diversidad biológica
- Incentivar el desarrollo de una economía social, feminista y ecológica, centrada en el bien común y no en la acumulación de plusvalía monetaria, que ponga en el centro los procesos de sostenibilidad de la vida y garantice la equidad social.
- Reconducir las políticas de infraestructuras de transporte y urbanismo según criterios de eficacia y ahorro de recursos e impactos, y de equidad social.
- Adaptar el modelo agroalimentario dependiente del petróleo a un modelo de producción ecológica, local y a pequeña escala primando la soberanía alimentaria de los territorios.
- Trabajar en torno a una educación para la sostenibilidad, que propicie cambios en el modelo de desarrollo, los hábitos de consumo, la equidad de género y la participación.
Tanto los gobiernos como las grandes empresas contaminantes saben desde hace años lo que está pasando y han sido incapaces de tomar las medidas que técnicos y científicos les vienen demandando.
Concretamente, el ayuntamiento de Segovia y la Diputación Provincial no están entendiendo los profundos cambios a los que se enfrentaban cuando aprobaron la Declaración de Emergencia Climática. No podemos seguir fomentando agricultura y ganadería intensiva e industrial. Debemos volver a las ciudades de los barrios, del comercio de proximidad, de los desplazamientos mínimos en coche, de las calles peatonales, impulsando la movilidad a pie y en bici, al igual que debemos de potenciar otros transportes como el tren, tanto para mercancías, como para personas y AQUÍ estamos empeñados en dejar morir nuestra magnífica estación de trenes histórica y construir un nuevo centro comercial en las afueras, que acabará dinamitando nuestro tejido social y comercial de pequeños y medianos comercios.
Nuestros gobernantes no son capaces de verlo o, simplemente, no quieren poner en riesgo sus intereses políticos afrontando los cambios necesarios para que nuestra ciudad y nuestra provincia sean un ejemplo a seguir adaptándonos a la crisis que ya estamos padeciendo. Una prueba palpable de que no se toman en serio la emergencia climática es que no nos han dejado acampar aquí junto al acueducto donde seríamos mucho más visibles y nos han arrinconado en el paseo del Salón.
Solo una movilización mundial y sostenida de la sociedad civil, especialmente de los y las jóvenes, les puede obligar a actuar. La sociedad aún no ha entendido las consecuencias de lo que se nos viene encima. Pensamos, con cierta tristeza, que deberíamos estar aquí muchas más personas, al igual que se ha conseguido en las movilizaciones del 15 M, o del 8 de Marzo, el 1 de Mayo o las movilizaciones masivas de los jubilados de cada lunes en Bilbao. Desgraciadamente en el tema de la emergencia climática queda mucho por hacer y en esa lucha vamos a seguir.
Que nunca nos hagan la pregunta “¿por qué no hicisteis nada cuando todavía había tiempo de actuar?”
GRACIAS A TODAS Y A TODOS POR VUESTRA PRESENCIA.
Según el informe IPCC de la ONU, “el cambio climático es generalizado, rápido y se está intensificando”, y algunos de los cambios que ha producido el calentamiento global “ya son irreversibles a día de hoy” aunque se empezaran a implementar medidas eficaces y no meramente cosméticas.
La situación es tan grave que en la apertura de la 76ª Asamblea de Naciones Unidas del pasado martes, día 21, el Secretario General, Antonio Guterres, dedicó más de la mitad de su intervención a poner de manifiesto la emergencia climática por encima de otros conflictos o problemas del mundo actual y exigir a los estados la inmediata y urgente toma de medidas.
Cuanto más retrasemos la transición energética hacia un modelo basado en fuentes renovables y el descenso de los niveles de consumo, cuanto más tardemos en afrontar decididamente la crisis climática y la degradación ambiental, más se alejará la posibilidad de un futuro digno para las mayorías sociales y las generaciones venideras, preservando al mismo tiempo la naturaleza.
El camino no será fácil de encontrar ni de recorrer, pero no afrontar los desafíos puede facilitar el ascenso de nuevos autoritarismos o fascismos basados en el acaparamiento de unos recursos que serán cada vez más escasos; de hecho, ya están creciendo estos movimientos a ambos lados del Atlántico.
Qué debemos hacer y exigir:
- Drástico descenso en el consumo material y energético, garantizando los consumos básicos para que toda la población goce de una vida digna
- Fomentar la economía circular, que consiste, básicamente, en el buen retorno de los materiales a los ecosistemas en condiciones para que puedan ser metabolizados por la biosfera.
- Establecer estrategias multisectoriales con el objetivo de lograr un drástico descenso en las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Plan de emergencia para detener la pérdida de diversidad biológica
- Incentivar el desarrollo de una economía social, feminista y ecológica, centrada en el bien común y no en la acumulación de plusvalía monetaria, que ponga en el centro los procesos de sostenibilidad de la vida y garantice la equidad social.
- Reconducir las políticas de infraestructuras de transporte y urbanismo según criterios de eficacia y ahorro de recursos e impactos, y de equidad social.
- Adaptar el modelo agroalimentario dependiente del petróleo a un modelo de producción ecológica, local y a pequeña escala primando la soberanía alimentaria de los territorios.
- Trabajar en torno a una educación para la sostenibilidad, que propicie cambios en el modelo de desarrollo, los hábitos de consumo, la equidad de género y la participación.
Tanto los gobiernos como las grandes empresas contaminantes saben desde hace años lo que está pasando y han sido incapaces de tomar las medidas que técnicos y científicos les vienen demandando.
Concretamente, el ayuntamiento de Segovia y la Diputación Provincial no están entendiendo los profundos cambios a los que se enfrentaban cuando aprobaron la Declaración de Emergencia Climática. No podemos seguir fomentando agricultura y ganadería intensiva e industrial. Debemos volver a las ciudades de los barrios, del comercio de proximidad, de los desplazamientos mínimos en coche, de las calles peatonales, impulsando la movilidad a pie y en bici, al igual que debemos de potenciar otros transportes como el tren, tanto para mercancías, como para personas y AQUÍ estamos empeñados en dejar morir nuestra magnífica estación de trenes histórica y construir un nuevo centro comercial en las afueras, que acabará dinamitando nuestro tejido social y comercial de pequeños y medianos comercios.
Nuestros gobernantes no son capaces de verlo o, simplemente, no quieren poner en riesgo sus intereses políticos afrontando los cambios necesarios para que nuestra ciudad y nuestra provincia sean un ejemplo a seguir adaptándonos a la crisis que ya estamos padeciendo. Una prueba palpable de que no se toman en serio la emergencia climática es que no nos han dejado acampar aquí junto al acueducto donde seríamos mucho más visibles y nos han arrinconado en el paseo del Salón.
Solo una movilización mundial y sostenida de la sociedad civil, especialmente de los y las jóvenes, les puede obligar a actuar. La sociedad aún no ha entendido las consecuencias de lo que se nos viene encima. Pensamos, con cierta tristeza, que deberíamos estar aquí muchas más personas, al igual que se ha conseguido en las movilizaciones del 15 M, o del 8 de Marzo, el 1 de Mayo o las movilizaciones masivas de los jubilados de cada lunes en Bilbao. Desgraciadamente en el tema de la emergencia climática queda mucho por hacer y en esa lucha vamos a seguir.
Que nunca nos hagan la pregunta “¿por qué no hicisteis nada cuando todavía había tiempo de actuar?”
GRACIAS A TODAS Y A TODOS POR VUESTRA PRESENCIA.
SEGOVIA SE UNE A LA ACCIÓN GLOBAL POR EL CLIMA
La Asamblea Segoviana por el Clima organiza diversas actividades durante la semana del 20 al 26 de septiembre con motivo de la Acción Global por el Clima, celebrada a nivel internacional.
20-22 Septiembre
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