La charla-debate “Residencias: derecho a una vida digna”, organizada por la Mesa en Defensa de la Sanidad Pública de Segovia (MedsapSg), se celebró el 13 de febrero en el Centro Cultural San José de Segovia. El acto contó con la moderación de Carmen Santiago y la presentación de Ángel Luis Fernanz. Intervinieron Carmen López, como portavoz de Marea de Residencias; Victoria Zunzunegui, epidemióloga y Francisco Pozo-Rodríguez, neumólogo.
Carmen López habló de la creación de Marea de Residencias como un movimiento asambleario iniciado en Madrid en 2019 por familiares de residentes y que poco a poco se va extendiendo por otras comunidades del estado. Explicó los escollos que encuentran las personas que viven en residencias, tales como las listas de espera, la falta de intimidad, las habitaciones compartidas, las renuncias diarias en actos cotidianos, la escasez de personal, la falta de atención personalizada y otros más.
Insistió en la necesidad de
coordinarse colectivamente con otros familiares y en presentar denuncias, en
este caso mejor individualmente, reclamando mejoras e investigaciones (hoy día
hay vivas más de 400 denuncias, 80 de las cuales están en el Tribunal
Cosntitucional).
Concluyó calificando el modelo de residencias actual como inviable, puesto que tras él hay muchos intereses y dinero. Valoró esperanzas que aporta la nueva ley de Castilla y León (ley 23/2024) pero en la que no quedan claros aspectos fundamentales como los referidos a la ratio, la presencia de personal por categoría y turno o las compatibilidades en las unidades de convivencia
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A continuación tomó la palabra Victoria Zunzunegui, que comenzó aportando valiosos datos estadísticos de interés sobre las muertes durante la pandemia en residencias en España y en diversas comunidades y provincias, destacando los datos negativos de Madrid a nivel nacional y Segovia dentro de Castilla y León. Habló de las trabas para acceder a los hospitales desde las residencias y las significativas diferencias dependiendo del lugar de residencia.
Explicó el negocio que se hace con la dependencia, mayor en la residencias más grandes, y el evidente fallo que se produjo en la atención sanitaria en las residencia durante la pandemia, añadiendo que en este momento sigue sin mejorarse.
Sobre la nueva ley (Anteproyecto
de Ley de Dependencia) explicó que aporta aspectos positivos, pero que todavía
se encuentra en trámites y carece de un presupuesto concreto. Por otra parte,
al ser totalmente de competencia autonómica puede generar desigualdades.
Concluyó señalando que el sistema
actual de residencias es el más caro y el menos deseado por los residentes, con
una prevención bajísima y con poca atención primaria y atención hospitalaria
desigual.
Cerró el turno de intervenciones Francisco Pozo-Rodríguez. Comenzó señalando que las exigencias de los usuarios deben ir más allá de la ya de por sí espeluznante cifra de 7291. Señaló importantes aspectos tales como la evidente desprotección de las residencia ante el contagio, la tardía reacción, que se produjo con el virus ya extendido, la falta de equipos de protección, los significativos fallos de atención, el sufrimiento físico y psicológico de los pacientes fallecidos en residencias, en soledad, sin ayuda, sin medicación adecuada. Incidió en la enorme dificultad, casi imposibilidad, de medicalizar una residencia y en la práctica inexistencia de cuidados paliativos en las residencias durante la pandemia.
Concluyó explicando que el
sistema falló durante la pandemia y que fallará la próxima vez, pues por ahora
no hemos mejorado, por lo que instó a la sociedad en su conjunto a tomar
responsabilidad en el tema y exigir soluciones para el futuro.
Tras estas intervenciones comenzó
un profundo e interesante debate en el que se abordaron temas de interés
general tales como la dependencia con atención pública, las ratios de atención
y el sistema de valoración de la dependencia y los sistemas de control; el
fracaso del modelo, su financiación y la presencia de fondos buitre
especuladores; la presión ciudadana; las significativas diferencias entre unos
centros y otros; la falta de información y de datos; la necesidad de llegar a
otro modelo, con inspecciones e intervención; la posibilidad de crear una marea
de residencias en Segovia; la necesaria conciencia social y otros temas más.
Con una última reflexión de la mesa, citando el artículo 50 de la Constitución, una llamada a la organización social y una aplauso de agradecimiento a las ponencias, se puso colofón a esta interesante e instructiva jornada de debate sobre el derecho a una vida digna en las residencias
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