Vídeo de la sesión del jueves, día 22 de marzo
Momentos:
00:00:28 Presentación por el Foro Social de Segovia
Las Jornadas del Foro Social de Segovia "Otro mundo es necesario, otro mundo es posible" se celebran un año más, y ya van trece, en esta ocasión en el Salón de actos del CAAV (Centro de Autoayuda y Voluntariado).
Carlos, en nombre del Foro Social, actuó de moderador, e introdujo las jornadas agradeciendo la participación de todos los presentes y la colaboración a todas las personas que las han hecho posible. En su intervención centró los temas tratados en las jornadas, tales como la defensa del territorio, el medio ambiente, el cambio climático, la soberanía alimentaria, el desarrollo sostenible, los recursos energéticos y el decrecimiento. Destacó la oportunidad que suponen estas jornadas para realizar unos análisis pausados y documentados de los temas propuestos.
A continuación pasó a presentar a Juan Senovilla Senovilla, agricultor cuellarano, Presidente del Consejo de Agricultura Ecológica de Castilla y León.
Comenzó su intervención centrando el significado de la expresión soberanía alimentaria, que supone una autoorganización que permite decidir qué queremos comer y de qué modo, reflexionando sobre los conceptos de agricultura ecológica, reglamentación ecológica, certificación de productos. Concluyó explicando por qué sin agricultura ecológica no existe soberanía alimentaria.
Explicó su relación con la agricultura, que comenzó en los años setenta, cuando su forma de trabajo ecológica le valió el sobrenombre de “el que no echa nada”, con una agricultura pegada a la tierra, defensora de la salud y del medio ambiente, mientras a su alrededor crecía una agricultura industrializada, muy dependiente de los abonos químicos y los fitosanitarios. Poco a poco ganó terreno la industrialización, la especulación, la contaminación, el objetivo económico de grandes empresas por encima de cualquier otra consideración y vivió poco a poco la llegada de los GPS, los drones.
Actualmente forma parte de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), desde esta organización y con su trabajo diario, con una relación directa con los consumidores ecológicos en grupos de consumo y mercados, reivindica con fuerza y solidez la formación en agricultura ecológica, el respeto a la tradición de siempre, la rotación de cultivos, las fórmulas de asociación de cultivos, la diversificación, el consumo de productos cercanos al consumidor…
Reconoció que poco a poco se ha ido avanzando en la concienciación ecológica de la sociedad, pero señaló que se está perdiendo la batalla contra la contaminación.
Abogó por la relación directa entre productores y consumidores, por la formación ecológica, tanto la que se realiza día a día y persona a persona, como la institucional, hoy poco o nada presente en los planes de estudio y el reconocimiento de la agroecología como ciencia. También defendió con argumentaciones incontestables la utilización de semillas autóctonas y el intercambio de las mimas. Habló de los suelos y su ecología, calificando a muchas de las tierras que hoy día han sufrido la agricultura agroquímica como tierras drogodependientes.
Concluyó su intervención solicitando la declaración de la agroecología como bien de utilidad pública y como herramienta indispensable en la lucha contra el cambio climático. También reclamó una urgente política del agua.
Tras su intervención se proyecto un breve documental sobre el SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores/as), su forma de trabajo solidario y compartido, sus reivindicaciones, las ocupaciones de terrenos y el trabajo que desarrollan.
A continuación tomó la palabra Paul Nicholson, agricultor jubilado, miembro del sindicato EHNE (Unión de Agricultores Vascos) e impulsor, desde sus orígenes del movimiento “Vía Campesina”.
Comenzó su intervención recordando que no son las grandes empresas alimenticias ni los grandes terratenientes, sino que son precisamente los pequeños agricultores los que alimentan a la mayor parte de la población mundial (producen el 70 % de los alimentos), puesto que explicó que la gran industria y la agricultura industrializada son quienes producen el hambre allí donde se implantan.
También argumentó que la agroecología enfría el planeta, mientras que la agricultura industrial es la responsable de la mayor parte del calentamiento del mismo. Y que es precisamente la lucha globalizada de las pequeñas explotaciones agrarias y agroecológicas de todo el planeta quien puede combatir el hambre y la malnutrición que hoy día se extiende a una tercera parte de la población mundial.
Los grandes peligros de hoy día vienen de la mano de las políticas encaminadas al beneficio económico y de los tratados de libre comercio de manos de transnacionales, quedando para los gobiernos nacionales una función paliativa, similar a las de una ONG. También los agricultores han de enfrentarse a la galopante privatización del agua, del suelo y de las semillas. Ejemplificó recordando que hoy día hay una concentración de tierras en pocas manos mayor que la que se conoció antes de la Guerra Civil.
Desde otro ángulo reclamó una mayor formación en agroecología, puesto que en muchos otros lugares del mundo se oferta esta formación en todos los niveles, incluido el universitario, pero no en España, donde se considera como algo marginal.
También reflexionó sobre la situación de víctima de los agricultores pequeños, ecológicos o no, víctimas de una confrontación abierta con los hipermercados y grandes productores, que además de hacer muy difícil su actividad profesional provocan en toda la sociedad una pérdida de autonomía en precios y calidades.
Frente a todo lo anterior, surge, en 1993, la Vía Campesina, para dar voz a los campesinos que hasta entonces no tenían voz, reivindicando, frente al neoliberalismo, la solidaridad, la lucha contra los tratados de libre comercio y, en definitiva, la soberanía alimentaria, encabezada por el trabajo de agricultores y agricultoras, pero que repercute con fuerza en la sociedad en su conjunto.
El reto de Vía Campesina es lograr una organización a nivel mundial, con una movilización antiliberal, logrando economías alternativas, con propuestas que surjan de abajo a arriba, con poblaciones y mercados locales, acercando la tierra a los más jóvenes, con una sólida formación.
Tras las ponencias, que concluyó con una ovación de reconocimiento del público asistente, se abrió un turno de preguntas, reflexiones e intervenciones del público que se centraron en comentar y explicar los conceptos tratados anteriormente, centrándose especialmente en la producción agroecológica, los riesgos de la industrialización agroquímica y la contaminación global y la respuesta organizativa de las personas.
Esta primera jornada de “Otro mundo es necesario, otro mundo es posible” 2018, terminó con otra ovación del público asistente y la invitación a participar en las próximas jornadas de reflexión y debate que se celebrará los próximos días 23 y 24 de marzo de 2018.
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