Vídeo de la presentación.
Eugenio del río presentó en la Librería Intempestivos de Segovia su último libro titulado “Jóvenes antifranquistas” dentro del ciclo “Lectura y compromiso” del Foro Social de Segovia.
El acto contó con la presentación y moderación de Aurelio Quintanilla, quien brevemente explicó el paso del autor por ETA en los años 1965 y 1966 y por el Movimiento Comunista desde 1975 a 1983, periodo en el que ambos coincidieron y desde el que les une una profunda amistad. También habló de los más de veinte libros publicados y un sinnúmero de artículos, en los que poco a poco se va apreciando una evolución ideológica en Eugenio del Río, que al final lleva a la publicación del libro que ahora se presenta y que habla de la juventud antifranquista entre los años 1965 y 1975.
A continuación tomó la palabra Eugenio del Río que comenzó agradeciendo a la librería Intempestivos su organización y mostrando una agradable sorpresa por la acogida que ha tenido este libro y que va ya, en pocos meses, por la quinta edición.
Explicó que el libro trata el periodo de la juventud antifranquista que entre 1965 y 1975 comienza a participar en la lucha contra el régimen de Franco en nuevas organizaciones situadas a la izquierda del Partido Comunista. Aparecen muchas, más de una docena, algunas de ellas con poca militancia, pero al menos seis de ellas con gran afiliación y que perduraron en el tiempo y que, aunque es difícil de estimarlo con exactitud, aglutinaron aproximadamente a treinta mil nuevos militantes jóvenes antifranquistas que fueron a reforzar la lucha contra el franquismo. Es cierto que eran una minoría frente a los siete millones de jóvenes entre los 18 y los 25 años que entonces había en España, pero eran muy activos y se enfrentaron con mayor o menor acierto a las dificultades que encontraron, perdurando en el tiempo.
El momento era el adecuado para la aparición de este tipo de organizaciones por varios motivos: el desarrollo económico, con la aparición de fábricas, barrios obreros y asociaciones de todo tipo; el incremento de la cifra de estudiantes con la llegada a las universidades de jóvenes de clases más bajas y mujeres; un momento brillante del movimiento sindical que luchó de forma importante por la igualdad en toda España, si bien con fuerza desigual en las distintas provincias; también fue importante la crisis que afecta a la iglesia católica, con la aparición de curas obreros, las JOC y la innegable influencia de las ideas de la teología de la liberación procedentes de América latina.
A estos condicionantes se suma la crisis ideológica del régimen franquista que no tiene nada nuevo que ofrecer sino es la represión y que deja un importante vacío ideológico y también la situación del momento que presenta un mundo en llamas: América Latina, Vietnam y violencia política generalizada.
En este caldo de cultivo aparecen estos nuevos jóvenes antifranquistas que refuerzan la oposición al régimen, son muy activos, están organizados, son creativos y eficaces. No poseen conocimientos previos ni experiencia suficientes, pero aprenden rápidamente y en pocos años generan un gran número de líderes sindicales, políticos, vecinales, sociales, antiOTAN… A partir del año 76 aparece también con fuerza el movimiento feminista.
Este movimiento tiene también sus puntos débiles: la ya citada falta de conocimientos y experiencia; la identificación con regímenes revolucionarios del mundo, con las ideas de democracia y libertad, pero no sobre Derechos Humanos y con situaciones difícilmente extrapolables a la España del momento; por último con la idea de la violencia política no únicamente para acabar con la tiranía, sino como medio para lograr una sociedad mejor, aunque fuera por la fuerza. Este último punto condujo a una actitud benevolente hacia ETA, contra la que sí hubo una crítica, pero en muchas organizaciones fue tardía. Eugenio del Río explicó que no existe ningún arrepentimiento de ser joven antifranquista, pues es una página brillante en la historia de España y, personalmente, de lo mejor que ha hecho en su vida, pero sí lamenta algunos errores cometidos.
En el turno de debate y reflexión con el público asistente se abordaron variados e interesantes temas, como la continuidad a esta lucha antifranquista que siguieron algunas generaciones posteriores; la multitud de siglas y corrientes que aparecieron teniendo entre ellas una variable organización y unidad de acción; la extensión de la defensa de la lucha armada en diversas situaciones y distintos países; el sectarismo, incluso dentro de un mismo partido; la toma del poder por parte del proletariado; las ideas de la juventud de hoy de cara a su futuro y otros temas más.
El acto contó con la presentación y moderación de Aurelio Quintanilla, quien brevemente explicó el paso del autor por ETA en los años 1965 y 1966 y por el Movimiento Comunista desde 1975 a 1983, periodo en el que ambos coincidieron y desde el que les une una profunda amistad. También habló de los más de veinte libros publicados y un sinnúmero de artículos, en los que poco a poco se va apreciando una evolución ideológica en Eugenio del Río, que al final lleva a la publicación del libro que ahora se presenta y que habla de la juventud antifranquista entre los años 1965 y 1975.
A continuación tomó la palabra Eugenio del Río que comenzó agradeciendo a la librería Intempestivos su organización y mostrando una agradable sorpresa por la acogida que ha tenido este libro y que va ya, en pocos meses, por la quinta edición.
Explicó que el libro trata el periodo de la juventud antifranquista que entre 1965 y 1975 comienza a participar en la lucha contra el régimen de Franco en nuevas organizaciones situadas a la izquierda del Partido Comunista. Aparecen muchas, más de una docena, algunas de ellas con poca militancia, pero al menos seis de ellas con gran afiliación y que perduraron en el tiempo y que, aunque es difícil de estimarlo con exactitud, aglutinaron aproximadamente a treinta mil nuevos militantes jóvenes antifranquistas que fueron a reforzar la lucha contra el franquismo. Es cierto que eran una minoría frente a los siete millones de jóvenes entre los 18 y los 25 años que entonces había en España, pero eran muy activos y se enfrentaron con mayor o menor acierto a las dificultades que encontraron, perdurando en el tiempo.
El momento era el adecuado para la aparición de este tipo de organizaciones por varios motivos: el desarrollo económico, con la aparición de fábricas, barrios obreros y asociaciones de todo tipo; el incremento de la cifra de estudiantes con la llegada a las universidades de jóvenes de clases más bajas y mujeres; un momento brillante del movimiento sindical que luchó de forma importante por la igualdad en toda España, si bien con fuerza desigual en las distintas provincias; también fue importante la crisis que afecta a la iglesia católica, con la aparición de curas obreros, las JOC y la innegable influencia de las ideas de la teología de la liberación procedentes de América latina.
A estos condicionantes se suma la crisis ideológica del régimen franquista que no tiene nada nuevo que ofrecer sino es la represión y que deja un importante vacío ideológico y también la situación del momento que presenta un mundo en llamas: América Latina, Vietnam y violencia política generalizada.
En este caldo de cultivo aparecen estos nuevos jóvenes antifranquistas que refuerzan la oposición al régimen, son muy activos, están organizados, son creativos y eficaces. No poseen conocimientos previos ni experiencia suficientes, pero aprenden rápidamente y en pocos años generan un gran número de líderes sindicales, políticos, vecinales, sociales, antiOTAN… A partir del año 76 aparece también con fuerza el movimiento feminista.
Este movimiento tiene también sus puntos débiles: la ya citada falta de conocimientos y experiencia; la identificación con regímenes revolucionarios del mundo, con las ideas de democracia y libertad, pero no sobre Derechos Humanos y con situaciones difícilmente extrapolables a la España del momento; por último con la idea de la violencia política no únicamente para acabar con la tiranía, sino como medio para lograr una sociedad mejor, aunque fuera por la fuerza. Este último punto condujo a una actitud benevolente hacia ETA, contra la que sí hubo una crítica, pero en muchas organizaciones fue tardía. Eugenio del Río explicó que no existe ningún arrepentimiento de ser joven antifranquista, pues es una página brillante en la historia de España y, personalmente, de lo mejor que ha hecho en su vida, pero sí lamenta algunos errores cometidos.
En el turno de debate y reflexión con el público asistente se abordaron variados e interesantes temas, como la continuidad a esta lucha antifranquista que siguieron algunas generaciones posteriores; la multitud de siglas y corrientes que aparecieron teniendo entre ellas una variable organización y unidad de acción; la extensión de la defensa de la lucha armada en diversas situaciones y distintos países; el sectarismo, incluso dentro de un mismo partido; la toma del poder por parte del proletariado; las ideas de la juventud de hoy de cara a su futuro y otros temas más.
Con un aplauso y la firma de libros por el autor, se puso fin a este interesante acto de presentación de “Jóvenes Antifranquistas” de Eugenio del Río.
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