PALESTINA EN EL CORAZÓN
Nos reunimos hoy para denunciar la enésima escalada genocida a la que somete el Estado de Israel al pueblo palestino. Desde su creación en 1948, bajo el mandato de la ONU, Israel viene realizando de forma sistemática una política intolerable de expulsión de la población palestina, con la subsiguiente ocupación de sus tierras. Y después de cada atropello impone la política de hechos consumados aplicando la ley del más fuerte: un Estado de Israel que actúa como gendarme de los intereses occidentales y que, a cambio, es armado y financiado generosamente por su aliado incondicional, los Estados Unidos de Norteamérica, con el silencio cómplice de la Unión Europea y la propia España.
ignorada por Israel con el indispensable apoyo de Estados Unidos en el consejo de Seguridad de la ONU.
Los últimos episodios que han colmado el vaso de la indignación palestina han sido el desalojo continuado de familias en Jerusalén este, la actuación de las fuerzas represivas israelíes en la explanada de las mezquitas durante la celebración del Ramadán y, para colmo, el allanamiento de la mezquita de Al-Aksa, el tercer lugar más santo del islam.
¿Acaso no hay límites al expolio y la humillación? No debemos permitir que el abuso de la fuerza represiva y el cinismo de la política internacional cierre cualquier expectativa de futuro al pueblo palestino. No debemos permitir que le sea cercenada la posibilidad de que su legítima lucha alcance sus legítimos objetivos. Y no podemos cerrar nuestros ojos ante el sufrimiento provocado por los bombardeos israelíes sobre la franja de Gaza, la zona de mayor densidad de población del planeta.
Casi dos millones de personas, sin agua potable y con todos sus accesos cerrados a cualquier ayuda humanitaria, han sufrido en estos días la destrucción de infraestructuras, la muerte de más de 200 personas –una tercera parte de ellas, niños- y la acumulación en los hospitales de más de mil heridos sin posibilidad de atención médica.
La comunidad internacional debe cumplir sus compromisos con la paz y la justicia, obligando a Israel a cesar en su ofensiva y condenar su política de apartheid y de expulsión del pueblo palestino. Por nuestra parte, no cesaremos en nuestro empeño de lanzar a los cuatro vientos el grito por la justicia de los oprimidos y el derecho de estos a vivir en paz en su propia tierra, sin miedo a ser expulsados y libres de sufrir el abuso de quien tiene la fuerza.
Por el derecho a la justicia, la paz y la libertad de los pueblos oprimidos, llevamos a Palestina en el corazón.
VIVA LA LUCHA DEL PUEBLO PALESTINO.
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